INFORME
Este trastorno puede afectar a personas de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores. Su origen es multifactorial y resulta de la interacción entre factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Sobre esto habló la Licenciada en Psicología, Victoria Pérez Bitonte quien explicó, entre otras cuestiones, que la depresión "implica mirarse en lugares en el que uno no se reconoce, implica hacerse cargo de cuestiones de las que preferiríamos no saber".
Por: Laura Méndez
12 de enero de 2025
La depresión puede manifestarse de diversas maneras, y sus síntomas varían según la persona. Algunos de los signos comunes incluyen fatiga constante, dificultad para concentrarse, cambios en el apetito o el sueño, sentimientos de inutilidad o culpa, y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio. Además, puede presentarse con síntomas físicos como dolores de cabeza, molestias digestivas o tensión muscular, lo que complica aún más su diagnóstico y tratamiento.
Este trastorno puede afectar a personas de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores. Sin embargo, su origen es multifactorial, resultado de una interacción entre factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales.
Es importante destacar que la depresión no es un signo de debilidad ni algo que se pueda superar simplemente con fuerza de voluntad. Es una condición médica que requiere comprensión, apoyo y tratamiento especializado. Reconocer su existencia y hablar abiertamente sobre ella es un paso crucial para reducir el estigma asociado.
Pero para conocer más, este diario dialogó con la psicóloga Victoria Pérez Bitonte quien destacó aspectos y explicó qué es la depresión.
Depresión y sobre diagnósticos
-¿Qué es la depresión?, ¿es posible pensar en la existencia de sobre diagnósticos al respecto?
-Existen varias teorías acerca de la depresión. En éste sentido, creo que según el marco teórico desde el que se la piense y conceptualice, puede responderse a esa pregunta de diversas formas. En principio, considero que lo que se nomina como depresión, representa un fenómeno caracterizado por una serie de manifestaciones, entre las que podemos mencionar: un estado de tristeza constante, de desinterés en establecer lazo con el otro y por ende con el mundo. Esto último, a veces es pasible de manifestarse mediante formas ligadas a la irritabilidad y/o la agresividad. A los fines de empezar a situar algo al respecto, me parece importante discriminar el concepto de depresión -al que podemos pensar con carácter problemático- del concepto de angustia, malestar o tristeza. En éste punto, considero oportuno mencionar que vivimos en un contexto social en el que estamos permanentemente atravesados por diversas exigencias de productividad e inmediatez, de demandas múltiples que parecen presentarse en simultáneo y requerir de respuestas urgentes; todo lo que deja poco espacio para hacernos preguntas, para generar momentos de introspección. Es por ello, que creo que cualquier estado emocional que suponga un momento de detención, tiende a presentarse como una amenaza que rápidamente habría que erradicar y muchas veces tienden a describirse como patológicos fenómenos que hacen a la vida cotidiana (parafraseando a Freud) y que tal vez no requieran necesariamente de un tratamiento médico, y/o ni siquiera constituyan una entidad psicopatológica. A partir de allí, el psicofármaco aparece como única respuesta, y antes que cualquier pregunta quiero decir que muchas veces no se aloja ese padecimiento como mensaje, no se indaga acerca de lo que esa forma de presentación subjetiva está queriendo transmitir. Por supuesto que ésta forma precipitada de dar respuesta, aunque en principio parece tranquilizarnos, resulta funcional y afín a una utilización mercantil (y no criteriosa) del psicofármaco.
Por todo ello, entre otras cosas, me parece que los sobrediagnósticos no son para nada ingenuos, en tanto se encuentran íntimamente ligados con la exigencia capitalista de producirlo todo con la mayor celeridad posible.
De ésta forma, y siguiendo ésta lógica, si un niño o niña, manifiesta por ejemplo, dificultades para sostener la atención en la escuela, eso muchas veces se transforma rápidamente en un trastorno del aprendizaje que hay que erradicar. Solemos preferir las
formas cerradas, generales, las respuestas totalizantes, en lugar de permitirnos abrir allí una pregunta acerca del significado del malestar.
-¿El sobrediagnóstico de la depresión puede estar relacionado con la presencia de trastornos mentales o enfermedades no psiquiátricas?, ¿cómo sería?, ¿de dónde provienen?
-Creo que el sobrediagnóstico de depresión como de cualquier otro cuadro que se supone psicopatológico, está íntimamente ligado con el intento de resolver la cuestión por vías rápidas, que se suponen eficientes y seguras. Lo que muchas veces ocurre, es que esas vías, cuando son precipitadas, terminan generando una obstrucción: o sea, funcionan poniendo un velo al malestar, y no permiten abordar todas aquellas vivencias subjetivas que se inscriben en una historia única y singular.
-En cuanto a los síntomas de la depresión, ¿cuáles son los que más ves con frecuencia?
-Actualmente, suelo escuchar mucho en la clínica un malestar generalizado, al que cuesta mucho historizar y poner palabras. Los fenómenos clínicos tienen la particularidad de presentarse bajo la forma de un desborde, al que cuesta mucho poner en serie o asociar a hitos subjetivos del paciente. Considero que esto está íntimamente vinculado con el contexto social actual. Me parece que el capitalismo, en sus formas posmodernas, tiene una manera intencional y deliberada (por ende, no casual ni ingenua) de ordenar el lazo social. De ésta forma, la misma fragmentación y atomización, el mismo individualismo que se promueve en lo social, se traduce en la clínica como vivencias de abandono, vacío, desamparo y una marcada dificultad para historizar las propias vivencias. Asimismo, y muchas veces también, se manifiesta como un exceso de angustia que arrasa e inunda porque permanece sin ser ligada. Es lo que suele nominarse como "ataques de pánico".
"Es una apuesta, una apuesta que requiere de coraje"
-¿Qué ocurre si no se tratan todos estos sentimientos "negativos"?
-Considero que fenómenos con estas características, representan una oportunidad para poder dar inicio a procesos de introspección que habiliten preguntas. Que nos permitan implicarnos en algo que en principio pareciera no tener sentido alguno para nosotros. Cuando algo irrumpe -sea un estado de malestar inespecífico a modo de tristeza generalizada, sea un desinterés por el mundo y los otros, sea el exceso mismo de la angustia sin forma ni representación- a mi entender, la apuesta es por la vía de la palabra. No estoy diciendo que no haya casos que requieran, además, de un tratamiento psiquiátrico y/o psicofarmacológico. Pero entiendo que en principio, siempre se trata de tolerar atravesar el proceso que preguntarse supone. Eso genera angustia, no es un proceso siempre agradable.
Implica mirarse en lugares en el que uno no se reconoce, implica hacerse cargo de cuestiones de las que preferiríamos no saber. Pero es una apuesta, una apuesta que requiere de coraje. La elaboración psíquica de vivencias de conflicto y/o traumáticas, no es cuestión de hacer click. Relanzar la apuesta todas las veces desde allí, -ese lugar oscuro en el que no me reconozco- hacia el deseo, no es un asunto sencillo. Requiere de tiempo y proceso. Pero son esos fenómenos, a los que llamamos síntomas, los que inauguran la posibilidad de habitar espacios más saludables.
-¿En qué edades lo ves con más frecuencia? y ¿por qué? (yo tengo 44 años y observo cada vez más gente de mi edad con depresión y/o tomando medicación, antidepresivos o ansiolíticos).
-Nuevamente, creo que se trata de un fenómeno íntimamente ligado a la época, a las exigencias sociales y culturales propias de este contexto social e histórico al que hacía referencia antes. Tenemos la tendencia a asumir como naturales cuestiones que en realidad, son construcciones culturales. Ello promueve la naturalización del mandato social y una sobreadaptación frente al mismo; lo que deja poco lugar al deseo. Pensemos, por ejemplo, en las fuentes de padecimiento que un ordenamiento social capitalista fuertemente atravesado por un sistema de creencias patriarcal construye y perpetúa. Suponer que lo femenino se encuentra naturalmente vinculado a tareas de cuidado y asistencia, genera una presión que muchas veces se naturaliza y es fuente de padecimiento. Ocurre otro tanto con la atribución de características activas y dominantes a lo masculino.
Por eso, vuelvo al principio, e insisto con que es fundamental discriminar cuándo se trata de un cuadro clínico, ya sea estructural o coyuntural que requiere de una interconsulta para eventual tratamiento psicofarmacológico, y cuando no. En éste sentido, me resulta muy alarmante tomar contacto con la hipermedicalización en infancias y adolescencias. Cada vez más son los niños y niñas que reciben indicación psicofarmacológica, y no creo que eso signifique necesariamente que haya cada vez más trastornos. Me parece que tiene que ver con esta era, insisto, con éstos tiempos en que el imperativo social puja por mantenernos "sanos", midiendo a la salud desde una perspectiva ligada a la productividad. Lo decía Foucault cuando hablo de las sociedades disciplinarias: se trata de "volver al cuerpo más dócil, para volverlo más útil". Hay distintas maneras de docilizar o disciplinar un cuerpo para volverlo útil. Entiendo que en tiempos posmodernos y capitalistas, transformar en patológicos fenómenos de la vida cotidiana, es una de esas maneras.
-¿Cómo es un tratamiento, entiendo que lleva terapia pero de tiempos de duración no podemos hablar ya que depende de cada paciente pero sí podemos hablar de la importancia del tratamiento en la depresión?
-Yo trabajo con una orientación psicoanalítica. Si bien no me considero una psicoanalista ortodoxa, tomo muchas herramientas de esa teoría. Básicamente, podemos decir que se trata de escuchar y alojar la particularidad de cada paciente. Desde esta perspectiva, no todos los pacientes que puedan presentar indicadores compatibles con un cuadro depresivo son iguales. No existe una respuesta unívoca y una teoría universal acerca de los fenómenos.
Se trata de escuchar, de alojar a ese paciente, a su historia, a las formas en que fue hablado por otros, para tratar de reconstruir cómo esas formas impactan subjetivamente en su manera de funcionar y hacer lazo. Creo que es un abordaje respetuoso de los tiempos subjetivos y que va a contrapelo de esa promesa capitalista de resolverlo todo "con un solo clik".
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
12/01/2025
12/01/2025
12/01/2025
12/01/2025
12/01/2025
12/01/2025
12/01/2025
11/01/2025
El SMN define "ola de calor" a un período excesivamente cálido, en el cual las temperaturas máximas y mínimas superan, por lo menos durante 3 días consecutivos y en forma simultánea, ciertos valores que dependen de cada localidad. leer mas
10/01/2025
INFORME ESPECIAL
10/01/2025
10/01/2025
10/01/2025
10/01/2025
Sociedad
09/01/2025
Agropecuarias
09/01/2025