INFORME ESPECIAL
El desván. En un amarillento diario "El Tiempo", del 10 de agosto del año 2003, encontramos un testimonio, publicado merced a la gestión de la Fundación CEDA, en el cual se rescata la presencia de una esquina sin ochava (Este de Burgos y Olavarría), de estilo colonial, que se presume construida allí por 1845, hoy propiedad del Señor Corengia, donde tiene su vivienda familiar (en "los altos" agregados hace unos años), su taller de carpintería y venta de objetos y muebles antiguos en la parte baja, desde hace más de treinta años, cuando se inició con el anticuario ya fallecido Señor Tilatti, con quien hicieron algunas reformas para adecuarla al propósito de su instalación comercial.
26 de diciembre de 2024
Se sacaron las rejas originales que se colocaron en el portón que da sobre calle Olavarría, reemplazándolas por otras de estructura simple, ajenas a estilo de las anteriores.
De primera vista pueden apreciarse, aparte del estilo de la edificación, dos elementos que hablan de su antigüedad: primero, su vereda de lajas, aquellas que hicieron decir a Estanislao Zeballos que Azul podría definirse como "la ciudad del mármol", por confundir el elemento con el cual están embaldosadas las mismas, con el más suntuoso material que sí puede verse en muchas casas de tiempos posteriores, aunque no en sus vías peatonales, sino en los frentes, interiores o patios. Segundo: el otro elemento llamativo y de los cuales hay pocos hoy en la ciudad, es la argolla para atar los caballos de los personajes que visitaban la casa, que en un principio tenía un espacio abierto en el frente.
En el mismo artículo Corengia, seguramente recogiendo la tradición oral, afirma que la casa tuvo a lo largo de su historia usos diversos: almacén de ramos generales, bar, albergue familiar, albergue transitorio, peluquería y barbería. En este rubro, me cuenta el mismo "Pupi" (así lo conocemos en el barrio), que se inició cuando jovencito -seguramente por los años
cincuenta o antes-, quien fuera un conocido peluquero de Azul, el Señor Palermo (fallecido hace unos cuantos años).
Por la afición del dueño a las cosas antiguas, podemos decir que hoy es un pequeño museo donde se pueden observar no sólo muebles antiguos a la venta, sino cuadros, chapas añejas, como por ejemplo la del diario "Del Pueblo", libros y otros elementos de valor más sentimental que pecuniario.
El comercio está enfrentado al rancho Don Cipriano, también de larga historia (ya citado anteriormente), rancho de Lacasagne, esquina Sur de Burgos y Olavarría.
Fábrica de fideos Pegasano (hoy depósito, modificado. Actualmente La Anónima).
La fábrica de fideos de Pegasano
Es increíble cómo a medida que uno se da a la tarea de investigar, surgen testimonios que parecen reclamar sean rescatados del olvido. En ese placentero trabajo me encuentro a cada paso con nuevos aportes que, añejos, han quedado fuera de la memoria colectiva, aunque, sin embargo, están allí para decirnos: "Alguna vez fui".
Repasando un documento ya citado anteriormente y en otros trabajos que he publicado en este y otros medios, tropiezo con lo que fuera lo que conocimos como la fábrica fideos de "Pegasano", fundada en 1889 por el citado industrial en sociedad con Juan Casella y otros, que giraba bajo el rubro comercial de "Casella, Pegasano y Cía", sito en la calle llamada, a
partir de 1910, Centenario (hoy Monseñor Cáneva). Según el diario consultado, Casella hacía dos años que había comprado la empresa (1914), dándole un impulso notable con la incorporación de nuevas máquinas, ampliación del establecimiento y, por ende, de la
producción, que abastecía no sólo a los hogares azuleños sino a los de una amplia zona (suplemento de "La Nación", 9 de Julio de 1916).
Por los años setenta, el Señor Bardelli (padre de la conocida bioquímica "Tita"), instaló una fábrica de potes y envases de cartón, fabrica que, al fallecer el dueño, cesó. Hoy se puede ver parte el frente del depósito del Supermercado "La Anónima", bastante bien conservado.
Un fallido periodístico: no era la hija de Pedro Burgos la dueña de la casa del Museo
En cuanto a otra construcción que tiene su historia es aquella en la cual funciona desde 1945 el "Archivo Etnográfico y Museo Histórico Enrique Squirru" (Alvear 645), de tipo colonial, ubicada en la esquina Norte de San Martín y Alvear. En un artículo que publica en la Revista editada por el Colegio Sagrada Familia, Letras , el colaborador de la misma e investigador de la historia azuleña (Guillermo Palombo), desmiente lo aseverado por el diario "El Ciudadano", en su edición del 17 de setiembre de 1956, en la que se afirma que dicha casona había sido construida por una hija del Coronel Pedro Burgos, allá por 1844, sosteniendo que allí era lugar de reuniones sociales con la asistencia y hospedaje, entre otros a personajes como Mitre, Levalle, Hornos, Arias, y Leyría "que llegaron a esta localidad durante la guerra contra el indio y la conquista del desierto" (presencia esta que no se discute porque está suficientemente documentado a punto tal que el General Leyría vivió en Azul y tuvo su casa de remates y algún encuentro violento en sus calles).
Lo que desvirtúa Guillermo Palombo es que haya sido esa casa mandada a construir por una hija de Burgos, por cuanto, es demostrado con suficientes documentos notariales, que tanto Jacinto Mallet, como su socio, Don Silvano Anisán, adquirieron un lote a Doña Bernarda Burgos, que tampoco está demostrado que fuera hija de Don Pedro. En todo caso pudo haber sido ahijada. Allí se mandó a levantar la casa de altos "una de las primeras de ladrillos cocidos."
El Museo "Enrique Squirru" y una leyenda desmentida.
Ella fue adquirida por la Biblioteca Popular, luego de los correspondientes trámites legales, a los dueños, sucesores del dominio. En 1945 fue "restaurada y ampliada" para el propósito fijado por la Asamblea de la Biblioteca Popular el 1 de octubre de 1940.
En un artículo especial para "El Tiempo", dos estudiosas de nuestro pasado, la Directora del Museo Sandra Adam y su colaboradora, también demuestran documentadamente señalado el error señalado por Palombo, desmintiendo esa "leyenda urbana", cuestión que la hace atractiva pero carente de veracidad, por cuanto está demostrado documentadamente que Bernarda Burgos, dos veces casada, por enviudar de su primer esposo y contraer nuevas nupcias, hace constar en las actas matrimoniales ser hija de José Celedonio Burgos y Petrona Estigarribia. En cuanto al espacio, que hoy ocupa la Sala "José Hernández" del Museo, funcionó una herrería de uno de los compradores del predio, Señor Mallet, y luego una frutería.
Lo que interesa, básicamente, es dejar de lado de "una vez por todas", como se dice, la supuesta relación de la que fuera dueña del terreno donde se halla la edificación con el compadre de Juan Manuel de Rosas y fundador del fuerte origen de nuestra ciudad.
Portada de la Casa de López: diálogo con la historia. Prat y Costanera.
La casa de López o de "los López"
Otra edificación -aunque semiderruida- que merece una citada en este racconto de las construcciones que el tiempo o la piqueta del mismo hombre que la construyó, las tiró al piso para dar paso a la "modernidad", es la Casa de López o de "los López", a la vera del arroyo por calle Prat (ex Entre Ríos), tan emparentada con nuestro pasado por estar edificada sobre terrenos que pertenecían al familiar del General Belgrano, su sobrino nieto (de no claro parentesco), y a su vez yerno por haberse casado con la hija del Prócer, Mónica Belgrano, que siendo joven (para aquel entonces adulto), a los veinte tres años se instaló con un comercio, llamado en esos tiempos pulpería, en la ciudad, y luego otro en la zona rural (el primer censo comercial, realizado en 1842, releva 14 de estos negocios) y luego emprendió actividades comerciales diversas, entre ellas las relacionadas con la producción agropecuaria. Este hombre de noble ascendencia era Manuel Vega Belgrano. En ese rubro tuvo propiedad sobre "La Catalina" y "La Chumbeada". No sólo fue muy activo comerciante y estanciero, sino dueño de una personalidad destacable y de generosos sentimientos, los cuales le permitieron donar a su colaborador Gervasio López el predio donde se levanta la mencionada casa (según data del Arquitecto Rocca, concluida en 1867).
Su hijo Carlos, que vivió en Azul, poco después de nacer, tuvo inquietudes literarias que le permitieron escribir algunos pensamientos, sobre los cuales tengo en mi biblioteca dos pequeños libros (tomos 1 y 2, titulados, precisamente "Pensamientos", editados en Buenos Aires en 1891). En uno de sus estrictos y moralizadores pensamientos, dice: "Conviene tener negocios con hombres inferiores y con hombres superiores a nosotros: los unos nos estimularan como un aplauso y los otros como una crítica." (Carlos Vega Belgrano, 1891). Con la fortuna heredad viajó a Europa y también emprendió una aventura periodística importante. Fue comisionado de Azul en un tiempo complicado políticamente, salvando su vida milagrosamente, siendo comisionado, en un tiroteo con dos muertos en el Concejo Deliberante.
En lo que se refiere a la "Casa de López", Adolfo Godoy, reconocido artista plástico de Azul, con inquietudes intelectuales variadas, en "Reminiscencias del Azul de Ayer" ("El Tiempo", 16 de diciembre de 1984), memora en esta poesía el pasado de esa casona:
"Con sus recuerdos lejanos/ Guardan sus viejos ladrillos/ Que derrotaron los años/ Para hacerla "Conventillo"/ Vimos su imagen pobrona/ Así en "tapera" se forma/ Esperando que el moho coma/ del siglo, que no perdona."
La casa de Juan Costa
Datada su construcción en el año 1863, ocupa otra de las esquinas de San Martín 251 y ha tenido diversos usos hasta que por los años setenta fue restaurada por los hermanos Di Bernardi (arquitectos ambos: Raúl y Juan Carlos, hijos de Salvador Di Bernardi, de vasta trayectoria en el rubro de materiales de construcción y edificación de casas). Esa casona, (esquina sin ochava), con ladrillos a la vista, luce muy bella y no sólo se proyectó como restaurant, al ser remozada, sino como museo. Originalmente, al referido centro gastronómico se le llamó "La marca de Burgos" y allí brindó sus servicios, nada más y nada menos que el conocido (fallecido hace unos años) "Gato Dumas", hijo del conocido arquitecto Carlos Dumas, carrera que él también inició y no concluyó.
Carlos Dumas conformó junto a su hermano Alberto, un importante estudio de arquitectura de nivel internacional que en nuestro Partido dejó como obra la "refinada casa de campo", que forma el casco de la estancia "Los Ángeles" de Pablo Acosta.
Estas casas, afortunadamente en pie, son tipificadas por la calificación del arquitecto Rocca como de período postcolonial o republicano (esta denominación corresponde más bien al concepto político europeo que a nuestras clasificaciones estilísticas, lo mismo que la última citada).
La casa de Santiago Garrós
En San Martín y Maipú, tae a los recuerdos de mi estadía, antes de empezar la escuela primaria y parte de las vacaciones de invierno verano de alumno del primario, en la casona y almacén de nuestro abuelo Abdo (San Martín y Primero de Mayo, ex Patagones, esquina Este), cuando la abuela me encomendaba la tarea de llevar los zapatos del abuelo o alguno de los tíos solteros por "media suela y taco" al taller del calzado que funcionaba sobre la calle Maipú. Es otra de las esquinas de Azul, sin ochavas, que se conserva, aunque alterada sin que perdiera su estilo original, casi, cuya edificación data de 1867. Su ubicación es San Martín 250.
Sociedad Garibaldina, hoy Boca Juniors de Azul. Otra Casa datada en el siglo XlX, felizmente activa a través del Club Boca Juniors de Azul, es la ubicada en Belgrano 734, donde funcionó la Sociedad Garibaldina; en su parte superior aún se puede ver el escudo que la representaba simbólicamente. Su construcción se data en 1884 y su constructor fue Don Félix Loguercio, que tuvo activa participación en el desarrollo edilicio de Azul.
Casa de Padilla. Tampoco puede omitirse la casa de estilo gótico, reformado, que se puede apreciar aún en sus ventanas en forma ojival, ocupada también, bien conservada su fachada, que perteneció, según consta en el estudio de Augusto Rocca, a una familia de apellido Padilla, construida en el año 1900. En el frente que da hacia la entrada del Parque Municipal, por Guaminí, se observa que una parte lateral del techo, pasando la esquina, es cubierta con tejas rojas, dándole un aspecto colonial.
Si bien hoy no se ven rastros de construcción hacia 1880, otro francés Santiago Courreges, funda la primera curtiduría de Azul, de gran predicamento por ser su dueño un experimentado y reconocido en su país natal con el título de Técnico curtidor, cualidades que demostró trabajando el charol y la cabritilla que merecen un conocimiento especializado en el arte de trabajar el cuero. Ella estuvo ubicada en la esquina de Jujuy y Belgrano.
Hacia el Sur (con el crecimiento de la ciudad, no tan al sur) no dejará de llamar la atención de cualquier paseante la monumental construcción de lo que fuera la Cervecería Piazza, hoy y desde hace mucho tiempo utilizada como frigorífico, primero de libres y hoy de gallinas. En 1896, ante las dificultades de su dueño por mantener la fábrica, don Félix, de acuerdo con sus restantes hermanos, decide la compra de las instalaciones para su explotación. A fin de que fuera rentable, la dotaron de las mejores maquinarias para la industria y adecuaron las instalaciones. Fue un orgullo azuleño y decenas de nativos y extranjeros encontraron trabajo en esta industria cervecera, ganadora de premios internacionales. La manzana que ocupa tiene actualmente su acceso principal por calle Guido y Spano entre Leyría y Castellar. Arriba, en el frente sobre Guido y Spano, se puede leer en sobrerrelieve: Piazza Hnos. e Hijos S.A.
Ex Cervecería Piazza: la fábrica que bautizó a una barriada.
Los "tanos" y su espíritu constructor. Anteriormente destacamos el espíritu sacrificado de los inmigrantes bearneses que, con sus ansias de progreso sacrificado, contribuyeron al avance de nuestra comunidad; pero sería injusto no citar a aquellos constructores, "medio cuchara", gente de oficio variado que pusieron "el lomo" en cientos de obras que se realizaron en esos años dorados; otros, quizá más los del Norte, también su talento, por cuanto entre ellos hubo carpinteros de primera, escultores, arquitectos, proyectistas etc., en esas casas que siguen siendo orgullo azuleño.
Al referirse a los italianos que llegaron y se afincaron en nuestro país, por motivos diversos, como la baja del precio del cereal, por la competencia de la producción americana, y también la crisis en la región hortícola llevó a gran cantidad de ellos a la miseria y hasta la enfermedad y la hambruna, Sarramone expresa: "Una vez en la Argentina estos inmigrantes de la Italia más pobre encontraron más dificultoso el camino hacia la prosperidad. Se trataba de mano de obra campesina, no especializada, muy pobre, en su mayoría poco alfabetizada. Además, estaba casi agotado a comienzos de este siglo (XX), el fácil acceso a la distribución de la tierra productiva de la pampa húmeda".
El mismo autor cita varios apellidos italianos que tuvieron actuación destacada en nuestra comunidad, dedicados a diversos oficios y producciones. Por supuesto que en primer lugar destaca a los hermanos Lorenzo, Remigio, Félix, Francisco y Pedro Piazza, que con el mayor a la cabeza y desde humildes comienzos llegaron a formar un emporio industrial y productivo que aportó un desarrollo único a nuestra ciudad. En lo que nos ocupa, veremos más adelante, que dejaron suntuosas construcciones que aún hoy constituyen un orgullo para nuestra urbanidad (eran originarios de Craveggia, Novara); Marino y José Leopoldo Marchisio, que iniciaron la "dinastía" de los farmacéuticos, que han llevado adelante tal servicio de salud, hasta hoy (cuarta generación), Villadeatía ( Allessandría); Calderaro, la importante joyería que aún está en manos de la familia del fundador; herrería de Bernasconi; constructores que ya veremos: Caputi, Moccetti, Selva, Rípoli (uno de los primeros y otros el ya nombrado Ginocchio y su fábrica de quesos (pág. 273).
En nuestra ciudad se formaron dos "colonias", bien diferenciadas, no tanto en otro aspecto que no sea el geográfico y, en un tiempo, "la pelea", por la Virgen. "Cuesta colonia", decía mi abuela María Santa, refiriéndose a la del San Antonio y, cuando hablaba de la ubicada detrás de la Humberto l (actual Avenida Perón), decía "la altra colonia". Nuestros abuelos, como más del 80% que se instalaron en Azul, venían de la Provincia de Palermo, Isla de Sicilia, Ganghi.
En su trabajo sobre dicha colonia, el periodista Rubén Darío Moreno escribe un testimonio sobre esa barriada, como en general han sido las nuestras, bastante variopinta, por cuanto anteriormente a la llegada de la "gran inmigración", allí habitada por familias precedentes a ella, generalmente con muy poca edificación y muchos terrenos baldíos. A partir de fines del siglo es cuando la fisonomía y la cultura del barrio cambia, la construcción se hace más abigarrada, con lotes muy amplios, destinados, generalmente a quintas, arte del que los "gringos", eran privilegiados cultores..., sobre todo de Santa Fe hacía el Norte y para el lado de las vías del ferrocarril.
"Con vértice en Mitre y 25 de Mayo se modeló la barriada del Norte. Allí nacieron la herrería de Don José Fittipaldi, la carpintería de Rafael Comparato y la empresa de construcción de la familia Toscano. También se menciona la fábrica de velas de los hermanos Piazza en las calles Rauch y Tucumán, la casa de pompas fúnebres de David Siciliano".
En "El Tiempo" de 9 de julio de 1967, al cumplir el diario los treinta y cuatro años, se publica una guía histórica de los, en aquel entonces, veintitrés barrios de Azul, mencionándose al barrio Belgrano (por la Plaza). Ya sabemos que la delimitación de las barriadas es bastante arbitraria y en este caso el mismo se lo confina a las calles Intendente Mujica, Vías del Ferrocarril Roca, España y Córdoba, lo que hoy también se conoce como barrio de Monte Viggiano, más nombrado a partir de 1911, fecha de inauguración del Asilo, con la denominación del Santo protector: San Antonio. Fue asiento "de un barrio con muchas casitas nuevas, pero también muchas muy antiguas, es legítima gran parte de la respetabilísima y laboriosa 'colonia' de italianos...".
De allí salieron no sólo quinteros o gente dedicada a tareas agrícolas sino, muy buenos albañiles como los Yódice , Pellegrino, Frigeri (muy buenos frentistas), Lázara y otros que menciona Augusto Rocca en su tratado.
Los apellidos más conocidos eran Galicho, Galizio, Canalicchio, Seminara, Genusso (nuestro abuelo), Mancino o Mancini, todo dependía de cómo entendía el escribiente o como hablara el inmigrante, Mercuri, Tuminaro, Ciuro, Cimineli, Barbieri, Regatuzzo, Castagno, Milio, Castagno Milio, Santarcangelo, Lafá, Scilione, Ladaga, Fortunato, Pellegrino, Ciappina, Vena... Todos eran parientes. Los que no eran hermanos, en familias decenales, eran primos o primos de primos, o muchas veces por casamientos intrafamiliares (el italiano era poco inclinado a "mezclar su sangre" con criollos, cosa que no ocurrió con el español por ser el conquistador. Según algunos racistas, los latinos mezclaron su sangre "con mucha liberalidad").
De las tantas obras que dejado en beneficio de nuestra comunidad el Padre Cáneva (nacido en 1874, cerca del Lago de Como, en un pueblo más bien humilde, llamado Carlazzo), señalamos el Asilo San Antonio, que contenía a niños con dificultades familiares, daba una vasta educación intelectual, espiritual y laboral. Cinco años más adelante, el 5 de noviembre de 1916, queda inaugurada la capilla que lleva el mismo nombre que el asilo. Bastante más adelante y más dentro de la villa, frente a la Plaza Belgrano, se construye la Capilla de Monte Viggiano.
La "altra colonia" (Capilla del Carmen) que el mismo diario señala como limitada por las calles Leyría, Vías del ferrocarril, Roca, Miñana y Rauch (aunque esto es relativo, por cuanto por España, sobre todo, está llena de familias descendientes de italianos: en la linda Rancherita del Carmen, de Maddío y Galizio, se recuerdan muchas familias que encontraron su lugar en el mundo en esa barriada, que halló su desarrollo en torno a la cervecería y por España tomó auge con la "Casa de Tolerancia" (prostíbulo oficial), donde funciona el Hogar Leopoldo Lugones: Germondari, Farina, Cirigliano, Scavuzzo, Farina, Di Ferrante, Farinela, Pagano, Ciano, Provenzano, Vazzano, Fittipaldi, Salesse, Bongiorno, Valicenti, Pavone, Confalone, Alitta, Randazzo, Sottile, Conti, La Regina, Spallina, Restivo, Migliazzo, Centineo... En tiempos más cercanos, buenos constructores y albañiles, como Pandolfo, Gerace, Scardilli, Salese, La Regina...
Esta nueva colonia se formó en torno a la Capilla del Carmen, de los padres franciscanos y según "El Tiempo" del 9 de julio de 1967, ya citado, ocupaba veintitrés manzanas, delimitadas por las calles Guaminí, Rauch, Miñana y Vías del Ferrocarril.
En otro ejemplar más cercano a nuestros tiempos -16 de diciembre de 2014-, encontramos una historia más detallada del barrio, llamado anteriormente "de la cervecería" (era común encontrar veredas hechas con botellas, niveladas, de tal industria, puestas con el pico enterrado). Los terrenos fueron donados por la familia Piazza, y el 16 de Julio de 1926 se inauguró la Capilla de Nuestra Señora del Carmen.
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