Habían venido a Azul dos días antes a que, en horas de la noche del 25 de septiembre, en un departamento que estaban alquilando se convirtieron, respectivamente, en la víctima y el acusado de lo que fue aquel homicidio.

Eran vendedores ambulantes que llegaron provenientes de Mar del Plata, la ciudad donde tenían sus respectivos domicilios.

Según testigos, después de que habían protagonizado una gresca en la calle con otras personas, los dos estaban en ese inmueble que rentaron y aquella noche comenzaron a discutir.

Al parecer, quien ahora está preso le recriminaba a su compañero que no lo había defendido cuando, ese mismo sábado ya referido, protagonizaran en 25 de Mayo y Mitre el incidente callejero que se tradujo en que él resultara lesionado en uno de sus brazos.

La discusión, cuando los dos estaban en un departamento de un complejo habitacional situado sobre la calle Laprida -en cercanías a la Costanera- se tornó más grave. Y en esas circunstancias, utilizando un cuchillo, el agresor le asestó una puñalada en el pecho a la víctima.

La gravedad de la lesión que ese vendedor ambulante sufriera se tradujo en que horas más tarde, ya cuando era domingo 26 de septiembre, muriera.

En ese entonces estaba internado en el Hospital Pintos, centro asistencial al que pudo ser llevado no bien la Policía fue alertada sobre lo que había sucedido en el interior de ese departamento que alquilaba con el acusado y presunto autor que tiene este asesinato.

Todavía Daniel Ezequiel Flores -que tenía 30 años cuando falleció- estaba con vida en el Hospital Pintos cuando policías, contando con diferentes averiguaciones que habían hecho, se hicieron presentes en la Terminal para aprehender a Omar Enrique Goncebatte, el acusado de este crimen.

En ese entonces, personal de la DDI Azul y la Seccional Primera lo halló en momentos que estaba a la espera de un micro que tenía previsto llegar a esta ciudad poco después de la hora tres de aquel domingo en que fue arrestado.

En la previa a que aquello sucediera, existen versiones de testigos que señalan que, utilizando un teléfono celular que le prestaron, Goncebatte llamó varias veces a su mamá.

Pero como la mujer no lo atendió, él le dejó varios mensajes en los cuales, entre otras cosas, le decía que no se preocupara si no llegaba a Mar del Plata. Además, le expresaba que muy probablemente iba a quedar alojado en una unidad penal por aquel crimen que cometiera.