"El día 18 de enero del año 2020, aproximadamente a las 12:40 horas, Gabriel Ignacio Magariño y Facundo Emiliano López ingresaron al domicilio sito en calle Burgos 1473 de la ciudad de Azul, propiedad de la Sra. Celia Edelma Wagner, de 81 años de edad, contando para ello con la anuencia de la misma, quien conocía al primero de los nombrados por haber tenido una relación laboral previa. Y una vez en el interior (de la casa de la docente jubilada víctima de lo ocurrido) la desapoderaron de diversos elementos de valor, tales como un teléfono celular, dinero en efectivo, joyas de oro, un televisor de 48 pulgadas Smart TV, un autito de colección y una tetera de porcelana, entre otros elementos", se describía en las actuaciones penales iniciadas con relación a este brutal crimen.

Lo peor para la mujer sucedió en la previa a que ambos encausados se fueran de su casa.

Al respecto, en la causa penal se refería en alusión al robo que,"para consumar el delito y/o procurar su impunidad, arremetieron contra la víctima, golpeándola en la cabeza con un trozo de hierro de 52.2 centímetros aproximadamente de largo, con el cual le prodigaron al menos un fuerte golpe a la altura de la sien, desde atrás hacia adelante, que le provocó contusión, hemorragia cerebral, fractura y hundimiento de cráneo", las lesiones que derivaron en su deceso.

Pero de inmediato a descubierta la muerte de la mujer, esa hipótesis de lo que pasó con ella -que el Fiscal a cargo de la instrucción de esta causa tratará de demostrar en el juicio a los imputados- era otra.

Al respecto, en un principio se pensó que, teniendo en cuenta su avanzada edad y que presentaba algunos problemas motrices, Wagner había sufrido un accidente doméstico: una caída a través de la cual presentaba ese fuerte golpe en su cabeza que le provocó la muerte.

Vecinos de la víctima, al no tener respuesta a varios llamados que le habían hecho a su teléfono celular, fueron quienes al día siguiente de ocurrido este asesinato la hallaron sin vida en el garaje de ese inmueble donde vivía sola, situado sobre las calles Burgos entre Neuquén y Chubut.

E inmediatamente a descubierto su cadáver, de lo sucedido fueron alertados la Policía y autoridades judiciales, siendo en un principio la fiscal Laura Margaretic quien intervino en el caso, considerando que era quien estaba de turno durante la Feria Judicial de enero del año 2020.

El resultado de la necropsia al cuerpo de Wagner fue concluyente para despejar las dudas con relación a un deceso accidental y, al mismo tiempo, ligarlo a una muerte traumática.

"Resulta especialmente relevante el protocolo de autopsia practicado en el cuerpo de quien en vida fuera Celia Wagner, dando cuenta de causa de muerte por fractura y hundimiento de cráneo por un traumatismo severo; que, conforme expone la perito médica, dada su magnitud no puede ser atribuida a una simple caída o autoinfligido, sino producido por algún elemento duro de bordes cortantes", había señalado el magistrado Federico Barberena al ordenar las detenciones de los imputados.

Durante la Feria Judicial de enero de 2020, esa resolución del primer Juez de Garantías que intervino en esta causa -en la que después continuó haciéndole Juan José Suárez, el titular de Garantías 3- databa del día 20 de aquel mes y año. E inmediatamente después de conocida, derivó en que personal policial arrestara a ambos imputados, luego de que también fueron allanados los inmuebles en Azul donde por ese entonces se domiciliaban y que durante esas diligencias se recogieran varios de los elementos robados a la víctima.

El acusado que la conocía

Desde un principio, el principal sospechado por lo ocurrido fue Gabriel Ignacio Magariño.

Oriundo de Azul, actualmente tiene 24 años de edad y sigue preso en la Unidad 2 de Sierra Chica.

Al respecto, una nieta de la víctima -que declaró durante la instrucción de esta causa- refirió que lo conocía y que le constaba que ese joven solía hacerle de remisero particular a su abuela. Y señaló también que en una ocasión sospecharon de él, luego de haber sido descubierto que a Wagner le faltó dinero de su casa, situación que derivó en que uno de los acusados que tiene este caso dejara de ir a su domicilio.

El mismo día de ocurrido el crimen, Magariño primero había llamado por teléfono a la docente jubilada para avisarle que iba a pasar por su casa con la excusa de comprarle unas cortinas de enrollar que ella tenía para la venta.

De esa manera, la víctima no sospechó absolutamente nada cuando, en un automóvil Renault 9, en horas del mediodía del 18 de enero de 2020 ese joven y López -que es oriundo de Ensenada, tiene 27 años y actualmente está preso en la Unidad 1 de Olmos- se hicieron presentes en su domicilio para robarle y asesinarla de un golpe en su cabeza con un trozo de hierro.

Entre las evidencias incorporadas a esta causa hubo una de fundamental importancia para ubicar a ambos acusados en la escena del crimen.

Surgió del registro de una cámara de seguridad instalada en una vivienda cercana a esa otra donde este hecho se produjo.

A través de esa filmación los investigadores pudieron observar a los encausados, aquel 18 de enero de 2020, llegando a la casa de la víctima en el auto que guiaba Magarino. Y los vieron también cuando, minutos más tarde, se retiraban de ese inmueble en el mismo vehículo, ocasión durante la cual cargaron en el Renault 9 de color blanco todos los elementos robados.

Algunas de esas cosas, en la previa a que se hiciera efectiva su detención y la de su cómplice, el azuleño imputado intentó reducirlas en un negocio de compra y venta de oro y antigüedades que está situado en el centro.

Hasta ahora, el único que declaró

A esta altura tampoco quedan dudas de que ambos acusados fueron quienes estuvieron en la casa de la docente jubilada aquel día en que se convirtió en la víctima de este homicidio criminis causa.

De ello había dado cuenta el propio Magariño cuando, ya estando detenido, decidió brindar una declaración ante el Fiscal a cargo de la instrucción de esta causa.

"Yo planifiqué un robo, jamás quise un homicidio", había afirmado el joven teniendo en cuenta que la víctima elegida era una mujer a la que él conocía por haber trabajado de manera informal para ella.

Esa actividad la desarrolló hasta tiempo antes a que, aquel 18 de enero de 2020, se hiciera presente en la casa de la docente jubilada junto con López para concretar un hecho que, además, incluyó que Wagner terminara siendo asesinada de un golpe en la cabeza mediante el empleo de un trozo de hierro.

"Yo planeé un robo por el simple hecho de que entraba y la distraía. Como trabajé con Celia Wagner, me conocía los sitios y dónde estaba cada cosa. Le dije a López que la distraiga..., que él vaya con Celia y yo pedía permiso para ir al baño y me voy hacia donde estaban las cosas", había reconocido en aquella audiencia. Y sostuvo también que luego de que él se apropiara de diferentes pertenencias de la docente jubilada, al dirigirse al patio de la vivienda halló a la mujer en el piso, producto de un golpe que instantes antes le diera en la cabeza, con un trozo de hierro, el otro acusado de cometer este brutal crimen: Facundo Emiliano López.

Cuando todavía a Magariño lo representaba un Defensor Particular, al momento de brindar aquella declaración intentó desligarse del crimen propiamente dicho, endilgándole con sus dichos toda la responsabilidad en lo sucedido a su consorte de causa: el joven que está preso en una de las cárceles situadas en la localidad platense de Olmos.

Al momento en que decidió declarar por primera vez como imputado en esta causa, se mencionó también que el azuleño había roto un pacto de silencio con el otro acusado, en busca de que la figura penal aplicada en su caso mutara a una menos grave que le sirviera para esquivar una eventual condena a prisión perpetua: un "homicidio en ocasión de robo".

Pero más allá de sus dichos, tanto Magariño como López llegarán a ese juicio previsto para marzo próximo acusados de un homicidio criminis causa. Y si los jueces del TOC 2 encargados de juzgarlos deciden condenar a ambos como coautores de ese delito, indefectible recibirán como sanción la pena máxima: prisión perpetua.

El dato

Cuando Magariño resultó detenido por este crimen, en su poder -entre otros elementos- se halló dinero en efectivo que formaría parte de lo sustraído a la víctima. Y en el caso de López, al ser arrestado se comprobó que estaba usando el teléfono celular robado a la docente jubilada aquel mediodía del 18 de enero de 2020 en que fue asesinada.