MARTÍN DAULERIO
Lo aseguró el azuleño, en diálogo con EL TIEMPO. Es coaching ontológico desde hace doce años y reside en Buenos Aires. Tiene una vasta trayectoria y experiencia, trabajando, incluso con otros países con esta disciplina. Experiencias de un "grande que juega en primera".
23 de abril de 2020
El azuleño Martín Daulerio es periodista y coaching odontológico. Sinónimo de versatilidad, talento, creatividad y conocimiento. Además de ser nativo de esta ciudad, tiene a sus papás acá, Roberto y María del Carmen al igual que el gran porcentaje de su "familia grande" como él la llama, y muchos amigos.
Daulerio es coaching y estudia el potencial humano desde hace 12 años. Se formó como coach ontológico (que apunta a la transformación del ser humano que somos a partir del poder generativo del lenguaje), pero también se capacitó en otras disciplinas cómo coaching sistémico y coaching corporal.
EL TIEMPO dialogó con Daulerio quien explicó en qué consiste ser coaching ontológico y qué aborda esta disciplina. Destacó, además, entre otras cuestiones, que la misma no reemplaza a la terapia psicológica. Además, lidera un instituto de formación de coaches con sedes en Argentina, Colombia y Estados Unidos.
Realiza entrenamientos de potencial humano en distintos países. Ahora, en el contexto de la pandemia, está rediseñando los formatos para poder adaptarlos al entorno virtual.
"Me apasiona el fenómeno humano"
-¿Hace cuantos años que se fue de Azul y a hacer qué?
-Me fui de Azul a los 19 años para estudiar profesorado de inglés en Mar del Plata, lo cual no prosperó. Luego de un año y medio regresé para luego venir a Buenos Aires, junto con mi hermana Diana, para esta vez estudiar Ciencias de la Comunicación en la UBA. Ahí hice dos años y abandoné. Finalmente completé la carrera de Periodismo en TEA. Desde hace 2004 tengo un estudio de comunicación junto a mi socio y amigo Alejandro "Chapa" Vargas.
-Estudió y es coaching ontológico. ¿Cómo es la profesión y cuánto tiempo requiere el aprendizaje?
-Sí, me dedico al coaching y el potencial humano desde hace 12 años. Me formé como coach ontológico (que apunta a la transformación del ser humano que somos a partir del poder generativo del lenguaje), pero también me capacité en otras disciplinas cómo coaching sistémico, coaching corporal, entrenamientos transformacionales, coaching por valores, programación neurolingüística (PNL), y sigo explorando distintos abordajes como el Análisis Transaccional, por ejemplo, porque me apasiona el fenómeno humano.
Interpreto al coaching como un proceso creativo de mutuo aprendizaje, en el cual tanto el profesional como el cliente se transforman. En un proceso de coaching apoyamos al cliente a salir del "laberinto" en el que se cuenta para poder desplazarse hacia el resultado que anhela. Sin embargo, el coach no le dice qué camino tomar, sino que interviene por medio de preguntas y compartiendo ciertas observaciones para que el consultante encuentre un nuevo sentido en lo que está viviendo que le abra nuevos cursos de acción. Es como si se subiera a un globo y pudiera ver "ese laberinto" desde arriba y desde ese nuevo punto de vista, desde esa nueva mirada, salir de el.
Desde mi punto de vista, es importante poner sobre la mesa lo que NO es coaching, para limpiar un poco el imaginario, dado que es una palabra que está de moda y su uso indiscriminado puede generar confusiones.
-¿Esta profesión reemplaza a la terapia psicológica?
-Ante todo, el proceso de coaching no suplanta la terapia. De hecho, a mi juicio es uno de sus mejores aliados, pero trabaja con aspectos diferentes de las personas. Aunque se relacionan y se apoyan tienen objetivos diferentes.
Por ejemplo, aquellos que poseen experiencia y lo ofrecen en cursos y otras capacitaciones, son mentores. Un profesional que da consejos, es un consultor. Un especialista que ayuda en el proceso de curación de algún desorden o conflicto, es un terapeuta.
-Entonces, ¿qué no hace un coach?: no da consejos, no te dice qué hacer, no te impone el tema. La agenda siempre la lleva el cliente, no define la profundidad con la que se va a trabajar. Este aspecto también es decidido por quien es "coacheado".
No ofrece su punto de vista y si esta intervención se vuelve necesaria, pide permiso, antes de hacerlo, no juzga, no lidera la sesión. Esto es potestad del cliente, no genera dependencia. No hay procesos que duren tres años seguidos, no es efectivo si no genera confianza. Es necesario que haya una puerta para cierta intimidad.
Y principalmente no motiva. El coach no es un motivador.
La motivación es el resultado de un proceso y un buen coach no necesita motivar. En cambio, genera los procesos necesarios para que cliente pueda motivarse a sí mismo. Si esto no ocurre se genera dependencia.
-Dentro de los parámetros "normales", es una profesión nueva. ¿Por qué decidió dedicarse a esto?
-Bueno, en 2000 entré en una crisis, mitad por quedarme sin trabajo, mitad por problemas afectivos. Hice terapia lo cual me ayudó un montón y en ese camino de autoexploración, terminé yendo a un entrenamiento de liderazgo personal al cual me invitó un amigo, Leo, también de Azul. Esto fue en noviembre de 2005 y marcó un antes y un después en mi vida. No se si lo dije en ese momento, pero en lo profundo sentí que era "Mí Elemento", usando las palabras del especialista en educación Sir Ken Robinson.
A partir de ahí, completé mi entrenamiento como participante y luego pedí que me entrenaran para facilitarlos, y en 2007 debuté entrenando en sala. En 2009 hice mi certificación de coaching ontológico y desde ahí no paré hasta ahora que lidero un instituto de formación de coaches con sedes en Argentina, Colombia y Estados Unidos.
Contestando a parte de tu segunda pregunta, sobre cuánto tiempo de estudio lleva: Los procesos de formación que existen en el mercado son cortos si los comparamos con los tiempos de una carrera como Medicina. La más larga dura tres años. Sin embargo, en promedio, la mayoría tiene programas de año y medio.
Pero esto puede ser engañoso... Hacer una certificación es sólo el comienzo del camino. En cierta forma, la carrera de un coach es similar a la de un piloto de avión. Para llegar a pilotar un Airbus se requiere de mucho entrenamiento y muchas horas de vuelo y eso obviamente no se logra en un año y medio.
Por otro lado, es una profesión donde se requiere mucho proceso personal (lo cual habitualmente resulta incómodo) y un alto grado de congruencia; ser lo que decís, ser lo que transmitís. Según estadísticas, menos del 10 por ciento de los coaches certificados en el mundo viven de esta profesión. Eso muestra una brecha con esa congruencia: si el coaching está apuntado a abrir posibilidades y lograr resultados, un coach profesional es aquel que tiene el poder personal para abrir posibilidades primero para sí mismo. Esa es, desde mi punto de vista, la diferencia entre un Coach y alguien que obtuvo un certificado.
-Cuénteme esta experiencia, es decir ¿qué haces, cómo es el proceso, cuándo una persona "tiene al alta" ¿o lo puede seguir haciendo el resto de su vida?.
-Una sesión de coaching no es un vínculo tradicional donde alguien enseña y otro aprende. Es un proceso creativo de cooperación que apoya al cliente aprender eso que requiere para alcanzar un determinado resultado. Si no se plantea un resultado concreto no estamos haciendo coaching.
Aprender, en este paradigma es poder transformar conocimiento en acción efectiva.
Una sesión puede durar de 30 minutos a una hora y media pero cuánto más eficiente es el uso del tiempo, el proceso se realiza mejor. Los intercambios pueden ser de forma semanal o cada 15 días porque el foco está puesto en lo que sucede en el período de tiempo entre un encuentro y otro. Como el cliente se lleva un plan de acción en cada sesión, es fundamental su compromiso para llevarlo a cabo.
Por ejemplo, hay muchas personas que están entre los 40 y 50 años, con trabajos exitosos, familias en las que los vínculos fluyen bien y tienen un porvenir tranquilo, pero inician sus procesos porque no encuentran sentido o propósito a su vida. Se trabaja entonces con la búsqueda de nuevas respuestas a ¿quién soy yo hoy?, ¿cuáles son mis talentos y virtudes?, ¿al servicio de quién la pongo o las quisiera poner?, ¿qué se requiere que yo entrene para lograr algo que necesito?.
El coaching se relaciona con el fenómeno humano. Hay otros que buscan nuevas herramientas, pero el foco nunca son las herramientas sino el vínculo que tenemos con ellas. Se aprenden las habilidades para usarlas.
Los procesos pueden tener diferentes duraciones. Depende del tamaño de la meta declarada por el cliente. Personalmente planteo ciclos de como mínimo tres meses, y en general ese tiempo basta para que el cliente logre su resultado. En el caso de requerir más trabajo, se van agregando sesiones. Pero rara vez un proceso dura más de un año.
El coaching no busca generar dependencia sino todo lo contrario, a que el cliente conecte con su propio poder, sus propios recursos para llegar al estado deseado.
"El coaching se sitúa en el presente y trabaja en el diseño de futuro"
-¿A quién se lo aconseja que lo practique?
-A toda persona o equipo que quiera lograr un resultado hasta ahora extraordinario o impensado que lo catapulte al siguiente nivel. A toda persona que se atreva a tomar el desafío de salir de la zona de confort para lograr no solamente el éxito (cualquier sea), sino también la plenitud, es decir, todas las áreas de su vida funcionen en armonía: trabajo, salud, familia, etc.
-¿Qué diferencia tiene con un psicólogo?
-Como decía antes, un psicólogo es un profesional de la salud mental. Apunta a que su paciente sane, que supere su patología. Indaga en el pasado para desentrañar el origen del sufrimiento.
Un coach apoya a su cliente, hace que logre su objetivo por medio de su propia transformación. El coaching se sitúa en el presente y trabaja en el diseño de futuro.
-¿Cuénteme cómo le está yendo y cuáles son tus proyectos?
-Considero que me está yendo muy bien. Más allá del contexto de incertidumbre actual a raíz de la pandemia, en el último tiempo pude desarrollar una carrera internacional lo cual es un privilegio.
Actualmente, co-lidero una consultora que lleva adelante procesos de coaching en empresas y organizaciones.
También tenemos un programa de formación de coaches llamado EPHIS, en el cual desarrollamos un enfoque único en innovador que es el Coaching Ontológico con enfoque Metacreativo. Tenemos presencia en Argentina, Colombia y Estados Unidos, con vistas a ingresar en nuevos mercados.
También, realizo entrenamientos de potencial humano en distintos países. Ahora, dado el contexto de pandemia, estamos rediseñando los formatos para poder adaptarlos al entorno virtual.
-¿Qué le diría a las personas que quieren estudiar esa disciplina?
-Bueno, se supone que un coach no da consejos, (risas). Pero fuera de mi rol, le diría que si está pensando estudiar coaching para tener una salida laboral rápida, que no lo haga porque no ocurre de esa manera. Desarrollar una carrera en esta disciplina lleva años de entrenamiento y de formación continua. Hacer una certificación es sólo el comienzo.
Para ser coach se requiere estar dispuesto a desaprender y aprender permanentemente. Salir de la comodidad del automático y del tener siempre la razón, declararnos ignorantes para así poder posicionarnos en el umbral de aprendizaje.
Normalmente, es lo primero que traemos como marco de referencia para los alumnos de la formación: "Primero enfocate en tu propia transformación. Acá no sólo vas a adquirir conocimiento, sino que principalmente vas entrenar habilidades. A transformarte para luego apoyar a la transformación de otros. Y este camino fuera de lo conocido no es cómodo... pero es maravilloso".
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