Por Fernando Delaiti, de agencia DIB

Sonia Della Vedova de Godoy y Clorinda del Carmen Gallego de Sandoni compraron una rifa para ver si tenían suerte con un premio que hoy parece imposible que haya existido: una fracción de un campo sojero de 327 hectáreas en la localidad de Chascomús. El valor del número era de 700 pesos, o 700 dólares por el 1 a 1 que aún regía en ese 1995.

La rifa organizada por un particular y tres escuelas rurales que buscaban juntar fondos para las cooperadoras tenía aval municipal y del Concejo Deliberante. Pero días después, cuando la Lotería Nacional marcaba en su tablero el número 2.300 como el ganador, lo que debía ser un gran festejo de esas vecinas terminó convirtiéndose en un martirio de casi tres décadas que casi lleva a la quiebra a Chascomús.

Si bien en principio la maestra y la ama de casa tuvieron el campo un año y medio, como estaba hipotecado y sólo tenían un boleto de compra venta a nombre del organizador de la rifa, todo derivó en un remate judicial que las dejó con las manos vacías. Un largo y tortuoso camino que arrancó con un error de procedimiento.

Según estableció la Justicia, la gestión comunal de ese momento, a cargo de Juan Carlos Salas, cometió la irregularidad de permitir la venta de 2000 números en lugar de los 1000 avalados por la ordenanza que dio vía libre a la rifa. A su vez, no verificó que el campo estuviese escriturado, ya que el inmueble sólo contaba con el boleto tramitado por un particular, quien había comprado las hectáreas y participado en la organización, aunque antes del sorteo hipotecó el inmueble.

Esto provocó que las dos vecinas poseedoras del número ganador no pudieran poner el campo a su nombre, por lo que en 1998 iniciaron una demanda en los tribunales de La Plata para reclamar la escrituración, la indemnización por los daños y el reconocimiento del lucro cesante por la imposibilidad de explotar la tierra. Es decir, por "la soja que no pudieron cosechar".

La lenta condena

Pasaron los años y en primera instancia, la Justicia condenó a las cooperadoras de las escuelas rurales, a la Provincia y al particular organizador de la rifa a escriturar el inmueble, pero, a su vez, hizo responsable a la municipalidad de forma integral por la irregularidad y lo condenó al pago de los daños y perjuicios.

El fallo, apelado por la comuna, fue ratificado por los jueces de Cámara, y a principios de 2014 tomó la misma posición la Suprema Corte de Justicia bonaerense, que a su vez decidió conceder un recurso extraordinario que hará intervenir a la Corte Suprema de la Nación. Por esos años, quien cargaba con esa cruz era otro intendente radical, Juan Gobbi.

Finalmente, en abril de 2016, con la firma de los ministros Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda, se rechazó el recurso presentado por el Municipio, ya en ese entonces administrado por el massista Javier Gastón, y los demandados deberían pagar $ 100 millones. La propiedad, al momento de la resolución de la Corte, tenía una valuación de unos 4,5 millones de dólares, ya había ido a remate judicial y tenía otro dueño.

La situación se volvió insostenible y Chascomús caminaba rumbo a la quiebra. Primero fue un embargo preventivo de un camping municipal cercano a la famosa laguna y un inmueble de 103 hectáreas donde funcionaba una escuela rural. Pero nada alcanzaba para pagar la deuda heredada.

En el medio, además habían pasado cosas. Una de las demandantes falleció por una enfermedad, mientras que en 2009 Lezama se independizó de Chascomús, por lo que esta comuna arrastraba el recorte de fondos desde hacía años.

Un proyecto de ley que vio luz en la Legislatura, pareció aportar una solución ya que suspendía por dos años las ejecuciones de sentencias contra Chascomús y Lezama, pero también habilitaba al Gobierno bonaerense a disponer asistencia financiera a esos distritos. Pero la gobernadora María Eugenia Vidal lo vetó, y todo volvió a foja cero.

Recién a fines de 2021, otra vez la Legislatura aportó una solución, pero esta vez gracias a la gestión del gobernador Axel Kicillof. Cuando se aprobó el Presupuesto y la ley impositiva, se agregó un articulado que dio fin a la famosa "rifa del campo" que casi hace quebrar a Chascomús. En ese momento eran 250 millones de pesos, un premio que llegaba 27 años después de aquella jornada en la que la Lotería pusiera en lo más alto del tablero el número 2.300. (DIB) FD