Sucedió en 1983, mientras el país se preparaba para la asunción de Raúl Alfonsín y en La Plata aparecían enanitos verdes. Juan Carlos Escosteguy salió a la vereda, vio un ovni, y luego contempló con espanto cómo se le acercaba un humanoide luminoso.
Dispuso el traslado del "Ángel de la Muerte" a un penal de régimen semiabierto. Sin embargo, en entrevistas previas Robledo Puch expresó que para él solo existen dos opciones: "Libertad o nada".
Fue construido en las tierras que pertenecieron a Felicitas Guerrero, una joven viuda de trágico destino. Tras su muerte su hermano Manuel levantó el maravilloso castillo y encargó los jardines que lo rodean. Después de muchos años cerrado a visitas, hoy en día se puede pasar allí un día de campo.
Edicion Nº 8725 correspondiente al día 04/12/2024 |
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