HISTORIAS&PERSONAJES

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De Azul al mundo: la trayectoria de un artista versátil

El azuleño Juan Manuel Moreno descubrió su pasión por el dibujo desde pequeño y la desarrolló al estudiar en La Plata, donde fue ayudante en la cátedra de Dibujo que dictaba Rocambole. Junto a dos amigos, fue responsable del diseño de Luzbelito, álbum de Los Redonditos de Ricota. Es uno de los fundadores del estudio Cybergraph DCA, a través del cual plasmaron muchos diseños para ésta y otras bandas. Pero su carrera no terminó ahí, vivió en Costa Rica, México y España. Actualmente trabaja para dos destacadas agencias internacionales: IEMECE, de Barcelona, y MB Artists, de EEUU.

Por: Laura Méndez
1 de diciembre de 2024

Juan Manuel Moreno (52 años) nació y creció en Azul, donde desde pequeño descubrió su pasión por el dibujo. Siempre llevaba consigo un cuaderno y lápices, explorando su creatividad en cada trazo. Aunque su talento era evidente, al terminar la secundaria no tenía claro qué carrera seguir. Sin embargo, lo único que tenía seguro era que quería dedicarse al dibujo.

Con esa convicción se mudó a La Plata para iniciar sus estudios universitarios, inscribiéndose en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional. Allí, rápidamente se destacó por su habilidad y compromiso. Durante su carrera tuvo la oportunidad de convertirse en ayudante de la Cátedra de Dibujo, una experiencia que marcó profundamente su desarrollo artístico y personal.

La cátedra estaba a cargo de Ricardo Cohen, más conocido como Rocambole (o el Mono para un entorno más íntimo), el reconocido artista gráfico autor de las emblemáticas portadas de los discos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Trabajar al lado de Rocambole fue para Juan Manuel no solo una oportunidad de aprender técnicas avanzadas, sino también de comprender la profundidad y el impacto social del arte.

La primera gran prueba bajo la mirada de Cohen fue para Moreno el diseño gráfico (junto con dos amigos) de Luzbelito, el disco que Patricio Rey publicó en 1996; su dedicación y talento se plasmaron en una imaginaria muy singular con la que captaron el espíritu y la esencia de ese gran álbum. Este proyecto los llevó a establecer contactos con figuras legendarias de la música argentina, como Skay Beilinson. Animados por este éxito, los tres amigos fundaron el estudio Cybergraph DCA, a través de la cual trabajaron para Estelares, Tintoreros, Frank Zappa, Claudio Gabis, La Cofradía de la Flor Solary, Skay Beilinson.

Cybergraph DCA no solo se especializó en portadas de discos, sino también en establecer una identidad visual, logrando dejar una marca indeleble en la estética del rock argentino. Con cada diseño, fusionaron música y arte en un lenguaje único que resonó tanto con los artistas como con los fans. Además de su notable trabajo en el ámbito musical y gráfico, Juan Manuel también dejó su huella en el mundo del cómic. Fue parte del equipo de Duendes del Sur, Warner Bros., Disney y clásicos Looney Tunes, Rosa y Cerebro y Scooby Doo.

Con el tiempo y en sintonía con los vaivenes políticos y sociales del país, la carga laboral en el estudio disminuyó, con lo que tomar decisiones de fondo se hizo necesario. Junto con su esposa Patricia, Moreno decidió mudarse a Costa Rica y después probar suerte en México. Actualmente, Juan Manuel trabaja para dos destacadas agencias internacionales: IEMECE de Barcelona, y MB Artists de EEUU.

Desde sus comienzos dibujando en Azul hasta su trabajo con marcas globales, Juan Manuel Moreno ha sabido adaptarse y reinventarse, dejando una marca única en cada etapa de su carrera. Desde City Bell, donde reside con su esposa Patricia sus dos hijas Nina (12 años) y Tessa (9), conversó con EL TIEMPO.

"De chiquito me gustaba dibujar"

-En primer lugar, ¿a qué edad te fuiste de Azul y qué sueños te llevaste?

-Fui Promo 89 del Colegio Normal y me acuerdo que no sabía y no tenía ni idea qué podía estudiar. Entonces fui a hacer una entrevista de orientación vocacional donde todo me dio "no apto" (risas), menos algo que tenga que ver con el diseño / plástica. Ya de chiquito me gustaba dibujar y una vez hasta había intentado un curso de dibujo a distancia, uno de esos que salían en las revistas de historietas. Yo leía todas las que podía: D'artagnan, El Tony, El Eternauta, Nippur, Fierro, Metal Hurlant, etc...

Así que tenía que decidir si Diseño en Comunicación Visual o Plástica... y me anoté en Diseño, sin tener mucha idea de cómo era. Imaginaba que iba a dibujar mil cosas pero no, en Diseño tuve que aprender (a los golpes) que no era hacer lo que yo quisiera, sino ver qué necesita el cliente y buscar la mejor manera de resolverlo. Cabeza dura, hice lo que yo quería en los talleres y los desaprobé a todos el primer año; para el segundo, ya había aprendido la lección.

-¿Tenes familia en esta ciudad?

-¡Sí! En Azul están mis hermanos Luciano y Virginia, con sus familias, mi mamá Susana y mi papá Jorge. En Capital vive la más chica, Cecilia.

"Logramos hacer Luzbelito y por suerte le gustó a Rocambole"

-¿A qué te dedicas específicamente? y ¿cómo llegaste a colaborar con Rocambole? ¿Cómo contribuyó a tu carrera?

-Acá viene la parte larga: yo estaba como ayudante de la Cátedra de Dibujo donde Rocambole era titular. Mis viejos me habían comprado una computadora para la facu, ya que en ese momento todo se hacía con papel, lápiz, tijeras y fotocopias.

Un día, el Mono me preguntó si yo tenía una computadora y si sabía usarla para diseñar un afiche; le dije que sí pero que no tenía ni idea de los programas de diseño, los tenía instalados pero apenas sabía usarlos, nadie sabía, y todo era prueba y error. Más error que otra cosa.

Coordinamos para ir a su casa para ver lo del afiche. Como no sabía cómo iba a hacer con lo del diseño y la compu, le cuento a dos amigos -Mariano Giménez y Silvio Reyes- para saber si entre todos podíamos descubrir cómo hacer, y justo el hermano de Silvio estudiaba Ingeniería en Sistemas, así que tenía bastante idea del Phostoshop. En esa época la computadora tenía 4mb de RAM y el Photoshop no te daba más que un solo ctrl+Z, que es la manera de deshacer. O sea tenías una sola chance de equivocarte.

Fuimos los tres a su casa a ver lo del afiche (una casa estilo inglés llena de habitaciones) y al llegar nos dijo que nos va a presentar a alguien, pero teníamos que jurar no contar nada. Vamos a una habitación y estaba la estatua de Luzbelito.

La realidad es que no había que hacer un afiche, ¡había que hacer un disco entero! ¡PLOP! Sin tener ni media idea de cómo usar el Photoshop, obviamente dijimos que sí y nos fuimos corriendo a ver cómo podíamos hacer.

-¿Tu trabajo qué espacio creativo tenía? ¿O se planteó sólo en términos "operativos"?

-Rocambole tenía toda la idea, las ilustraciones, etc., etc. del disco. Nuestro trabajo pasaba por armar todo el diseño. Empezamos con las fotos para el disco y con una botella de alcohol tirábamos e íbamos prendiendo fuego y sacando fotos, hasta que a Mariano se le subió el fuego por la botella y ¡casi se incendia! Controlamos el asunto e hicimos las fotos (con una cámara manual prestada que tampoco sabíamos usar).

La fuimos piloteando bastante bien, mejor dicho bastante mal al principio, porque no encontrábamos bien lo que quería el Mono con los colores, las texturas y las tipografias.

Por suerte encontramos una imprenta (Grafikar) donde Silvio ya había impreso algunos trabajos y ellos pudieron tomar el trabajo de impresión y terminaron de salvarnos con la parte técnica.

Para mandar a imprimir se grababan los archivos en disquetes, se comprimían y se llevaban. Se leían uno tras otro en orden: disco 1, 2, 3 y a veces, al llegar al último, un archivo daba error y había que volver al departamento a formatear disquetes, volver a grabar todo y cruzar todos los dedos para que no vuelva a fallar en la imprenta.

Así logramos hacer Luzbelito y, por suerte, le gustó a Rocambole lo que hicimos. Esto nos empujó a armar el estudio Cybergraph DCA. Con Cybergraph hicimos muchos diseños de Los Redondos y de otros grupos: Estelares, Tintoreros, Frank Zappa, Claudio Gabis, La Cofradía de la Flor Solar, Skay (solista) y algunos más.

Con Luzbelito ganamos el premio ACE a "Mejor diseño de CD", aproximadamente en 1997.

-Supongo que tenés miles de anécdotas...

-La mejor, creo, fue que hicimos una cena en casa de Rocambole luego de Luzbelito y había varias personas, todos cenando y charlando. Uno de los que estaba en la mesa nos va preguntado si nos gustaban Los Redondos, su música y se me ocurre decir que algunas cosas sí, pero otras no, porque sonaban un poco anticuadas. Y todos se ponen con cara de asombro, con los ojos grandotes y yo seguía bla, bla, bla. La verdad no tenía mucha idea de Los Redondos (se ríe). El que me estaba preguntando era Skay. PLOP! Y a su lado estaba Poli... ¡tierra, trágame! (risas). Soy especialista en meter la pata.

Otra más: fuimos a sacar fotos para el disco de "Tintoreros" con una cámara que no sabíamos usar. Y la cámara la tuvo que usar uno de la banda.

Después, un día que iba a la terminal veo por una ventana, en calle 2 casi 42, una habitación que da a la calle con muchas máquinas y gente con páginas de comics de chicos en las pantallas. ¿Que sería eso? Así que toqué timbre para ver qué onda y me atendió otro profe de la Facultad (Carlos Pinto) y me dice "¡Ey! Juan, ¿qué haces por acá? Pasá a charlar". Era un estudio, Duendes del Sur, que hacían comics de Warner, Disney, Looney Tunes, Pinky y Cerebro, Scooby Doo. Hice una prueba como colorista y me puse a trabajar ahí, al mismo tiempo que seguíamos con los discos en Cybergraph. Ahí aprendí toda la parte de ilustración y color digital, y a cumplir tiempos de entrega "pase lo que pase". Teníamos fecha de entrega y había que llegar sí o sí, porque tal día a tal hora pasaba FedEx a buscar los DVDs con las imágenes. Hemos llegado a almorzar, cenar y dormir allí un par de noches para llegar (risas).

Siglo XXI, nuevos rumbos

"Para 2002 había bajado mucho el trabajo en Duendes y también con los discos. Intentamos un par de emprendimientos de estudio con amigos pero no funcionaron, así que con Patricia decidimos (más bien por sorteo) que en 2003 nos casábamos, me recibía (me habían quedado unas cuatro materias colgadas) y nos íbamos para hacer Diseño en México en abril de 2003", rememora Moreno acerca de ese contraste que el albor del nuevo siglo en Argentina ofrecía para contextualizar su devenir profesional.

-¿Cómo fueron resolviendo todo lo que implica irse del país, tratar de sostener sus profesiones y hacerlo en familia?

-Decidimos que íbamos primero a Costa Rica (mi hermano nos había dicho que estaba bueno) y de ahí a México. De casualidad, Pato (también diseñadora y desde antes que yo) llevó muchos vidrios de un curso que hizo de vitrofusión, y Rocambole me dijo "llevate unos poster autografiados por el Indio, por si acaso". Pero como no había ni chance de que los autografiara el Indio, los firmamos nosotros por él. Salimos para Costa Rica cargados de vidrios y los posters.

El primer poster nos consiguió comida y alojamiento y los vidrios resultaron un boom en Costa Rica, así que terminamos haciendo más allá y vendiendo con los artesanos. Anécdotas de ese viaje, millones y Costa Rica es el mejor país del mundo, con la mejor gente; los vidrios fueron una bomba, pero no nos daban la residencia y el permiso de trabajo, así que vuelta para Argentina.

-¿Cómo surge la posibilidad de llegar a México?

-Armamos un horno portátil para hacer vidrio e ir a México (pensando que si nos fue bien en Costa Rica, en México la rompíamos). México, lindísimo pero nos fue para el 'tuje' con el tema de los vidrios. Así que vuelta para Argentina y un añito haciendo color digital en un estudio de unos amigos a cuatro manos.

En 2006 salimos para Barcelona, la plata nos alcanzaba para tres meses, así que racionamiento a full. Alquilamos un monoambiente de 20m2, sin ventanas; era más o menos como los pollos de un criadero que les prenden y apagan la luz (risas).

No había más que luz de las lámparas. Por suerte Patricia consiguió un trabajo y al mes conseguí yo en un estudio de diseño. Otra vez a hacer diseño (que me aburre un poco, pero había que comer). Ahí se me mete la idea en la cabeza de ilustrar libros infantiles y empecé a llamar por teléfono, desde un locutorio, a cada Editorial de Barcelona pidiendo una cita para mostrar mis carpetas, todas ilustradas con cosas de rock, monstruos y demás horroridades. ¡Yo buscando trabajo con eso para ilustrar libros infantiles! Sin palabras. Me respondían: "No, no, muy lindos dibujos pero no". Y así día tras día, hasta que llegué a una Editorial (Teide) a hablar con el director (Jaime) justo el día que uno de los ilustradores contratados avisó que por enfermedad no puede hacer un libro que le habían encargado. Me dijo "muy lindos los dibujos, pero no sirven para infantil. Peeero tengo este libro, El libro de la Selva, que si querés te lo puedo encargar para hacer y vemos que tal sale". Así que salí con el primer libro encargado, otra vez sin saber cómo iba a hacer para hacerlo porque nunca había dibujado muy infantil.

-Por lo que contás, más allá de la necesidad de conseguir dinero para vivir, el desafío pasaba por reinventarse en términos creativos.

-Eso estaba en juego también, claro. Con ese libro pasaba algo de eso. En el horario de almuerzo del estudio de diseño aprovechaba y lo iba haciendo, o en doble turno en el depto criadero de pollo, cuando volvía del estudio me ponía con el libro. Lo pude terminar, quedó zafable, menos la tapa que hice las manos de Mowgli al revés (¡el dedo gordo para afuera!).

La editora de ese libro estaba fundando una agencia de ilustradores (IEMECE), así que le pedí si me podía tener en cuenta. Para eso me miró la carpeta y me dijo lo que ya sabía: "muy lindo todo pero para libros infantiles no sirve nada. Si querés entrar, tenés que hacer toda una carpeta nueva".

Carpeta hecha y nueva carrera ilustrando libros y manuales infantiles, desde 2006 al 2010 en Barcelona, y desde 2010 hasta ahora en Argentina.

-¿Actualmente qué estás haciendo?

-Estoy trabajando con dos agencias: IEMECE y MB Artists (EE.UU.), siempre con la temática infantil/ juvenil, que no es lo que más me gusta pero es de lo que sale trabajo.

El 100% de las ilustraciones son mías, pero jamás conseguí quien las quiera publicar para un libro o historia (risas).

-De alguna manera, tanto Rocambole como las agencias han sido condicionantes, identidades establecidas para tu labor creativa ¿Cómo hiciste para canalizar tus propias inquietudes, tu propio mundo interior siendo?. Vos también sos artista, también desarrollas tu creatividad. ¿Cómo hiciste para tener tu propia "marca"?

-Más o menos pude colar mis dibujos en alguna que otra cosa de las que hicimos con Rocambole en Cybergraph. La verdad no me desespera lo de las inquietudes o dibujos propios, más bien funciono de cara al proyecto: hay que hacer tal o cual estilo y me adapto.

Le meto mi creatividad al estilo que haya que hacer, ya sea desde un disco de rock a un manual para nenes de 4 años, no tengo problemas.

"No me gustan mucho mis dibujos"

-¿Has podido definir tu estilo? ¿Hasta qué punto el estilo forma parte de la identidad expresiva y hasta qué punto puede convertirse en una "comodidad"?

-Mi estilo lo tengo, pero no sé dentro de qué encajaría. De todas formas no "vivo" de mi estilo, digamos que lo hago por hacer cuando tengo algo de tiempo libre. Tampoco me desespera no hacerlo en los trabajos, es más, en el 99,99% de los trabajos que hago no hago mi estilo y me tengo que adaptar a lo que la editorial me pide. Es como que vas creando varios estilos...como los multiversos de Spiderman (risas).

-¿Hasta dónde uno como artista dice "este es mi estilo y si me salgo de ello no me reconoce nadie"?

-En mi caso y el de varios ilustradores más que conozco, sería: "este es mi estilo y si no me salgo de ello, no pago las cuentas" (risas).

Es algo a lo que nos tuvimos que acostumbrar, uno siempre quiere ilustrar la obra maestra con el mega estilo de uno mismo y la mayor parte del tiempo salen trabajos que son medio embole, con estilos que son aburridos. Pero hay que hacerlos igual si querés conseguir muchos trabajos. Tengo otros amigos que dicen "no, si no puedo hacer mi estilo, no tomo tal o cual trabajo".

No me molesta no hacer mi estilo o cosas que me gustan, igual no me gustan mucho mis dibujos (ni los de mi estilo). Por lo general, cuando termino un trabajo no miro más esas imágenes y si me mandan los libros, los miro un poco por arriba y ya está. Soy medio queso para dibujar, pero conseguí trabajo justo de eso.

La mayoría de las veces tampoco hay tiempo para planificar mucho los estilos, te envían las fechas y empieza una carrera contrarreloj; por ahí te dan tres meses para un libro pero en esos tres meses no contaron ni sábados, domingos, feriados, etc. Todos los días, después capaz una semana sin nada y otra vez a full; o a veces se mezclan 3 ó 4 trabajos al mismo tiempo (que no podés decir mucho que no porque no te llaman más), y ahí es la muerte por unas semanas. Te das cuenta de eso por la cara de orto de toda la familia y amigos que te tienen que aguantar 24/7 en la compu con el ataque de que no llegas con ninguna entrega (risas).

-¿Cuáles fueron los trabajos que hayas hecho que marcaron tu carrera?

-Luzbelito y todos los de Cybergraph. Color digital en Duendes. El libro de la selva y el ingreso en IEMECE. Mi primer trabajo para EEUU (no me acuerdo cuál fue) y la entrada en Mb Artists.

También la serie de The Marvellers. en IG : @theconjureverse

-¿Hay proyectos que estén por fuera de lo que es tu labor habitual?

-Nada en especial por ahora, cruzar los dedos para que no me corrijan mucho de las próximas entregas. Y mudarme a Costa Rica de viejo (risas).


Junto a su esposa, Patricia en Costa Rica.

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