HISTORIAS&PERSONAJES

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Un renacer después de la adversidad: la inspiradora historia de Mario García

El azuleño está por cumplir un año desde el trágico accidente que sufrió mientras trabajaba en una línea de energía sobre la ruta 226, en el kilómetro 216,5. Durante el incidente, recibió una descarga eléctrica que resultó en la amputación de su brazo derecho, parte del antebrazo izquierdo y graves quemaduras en su cuerpo. A pesar de la magnitud del accidente, sus órganos internos no fueron afectados, lo que, según él, le permitió "volver a nacer". Lo que más impresiona de Mario es su capacidad de resiliencia y su fuerza de voluntad. A pesar de las pérdidas físicas y el trauma vivido, nunca cayó en la depresión. Hoy en día, es un claro ejemplo de superación personal, afrontando la vida con admirables ganas de vivir, llenando su futuro de proyectos y transmitiendo una paz contagiosa en su manera de hablar. Su historia inspira por la manera en que ha transformado una situación devastadora en una oportunidad para seguir adelante.

Por: Laura Méndez
20 de octubre de 2024

Mario García tiene 41 años, comenzó a trabajar en CEAL en el 2003 cuando tenía 20 años. Había empezado en Luz Azul cuando pertenecía a Cooperativa donde estuvo 6 años. Posteriormente le preguntaron si quería cambiar al área eléctrica ya que es Técnico Electromecánico. Aceptó la propuesta y empezó a trabajar en redes en la Cooperativa.

El 17 de diciembre del 2023 venía de trabajar toda una semana porque Azul sufrió un tornado que afectó a varias ciudades, pero sobre todo en la parte rural que siempre es la más castigada. Mario se quedaba a hacer hora extras y acompañar a sus compañeros.

El domingo a la mañana, junto a Cristian Pueyrredón, volvió al trabajo a ayudar a sus colegas. Salieron a "hacer reclamos".

Mario sufrió un accidente que le cambiaría la vida para siempre.

Se electrocutó, perdió los dos brazos y sufrió graves quemaduras en el resto del cuerpo.

Lejos de hundirse en la desesperanza ante la adversidad, a pesar de que esta situación tuvo un impacto profundamente negativo en su vida, fue ver el sufrimiento de su familia lo que despertó en él un instinto de superación. En lugar de sucumbir al dolor, decidió que debía luchar con todas sus fuerzas para enfrentar el desafío que tenía delante y, sobre todo, vivir. En ese momento, su único y más ferviente deseo era seguir viviendo, no solo por él mismo, sino por aquellos que lo rodeaban.

Esta adversidad no solo lo marcó, sino que lo transformó. A través del dolor, descubrió una capacidad interior que desconocía. El proceso fue duro, lleno de momentos de duda y miedo, pero logró convertir ese sufrimiento en un poderoso aprendizaje. En lugar de resistirse a lo que no podía cambiar, aprendió a aceptar su situación, a reconciliarse con ella y a encontrar un nuevo sentido en cada día. A partir de entonces, comenzó a valorar la vida de una manera mucho más profunda.

Cada instante, cada pequeño detalle de su cotidianidad, se volvió preciado, y entendió que la verdadera riqueza estaba en esos momentos compartidos con sus seres queridos. Ellos, sus afectos más cercanos, fueron su fuente constante de energía y motivación para no rendirse. Saber que no estaba solo en su lucha, que el amor y el apoyo de los suyos lo rodeaban, fue lo que lo impulsó a mantenerse firme. Gracias a ellos, se levantaba cada día con la convicción de que la vida, con todos sus desafíos, era un regalo que debía mantener.

Mario dialogó con El Tiempo contando cómo fue su accidente, proceso de recuperación y su realidad actual.

El accidente

Mario fue consultado sobre qué pasó ese día, especificando que "no me acuerdo de nada. Lo único que recuerdo es que circulábamos por la zona de Pablo Acosta y teníamos reclamo sobre la Ruta 226 y por lo que me contaron había un cable cortado, pedí un camión para poder llegar al cable porque con la escalera no alcanzaba".

"Tampoco me acuerdo cómo quedé electrocutado, lo único que me acuerdo es que mi compañero me salvó la vida porque si no fuera por eso, no estaría acá", destacó.

Resulta que Cristian al ver que Mario quedó electrocutado, sin pensarlo ni dudarlo, pateó la escalera. Al hacer esta acción, se fue corriendo el pie de la misma lo que logró que Mario quede colgando del arnés de seguridad, se desprendieron los cables y dejó de pasar tensión.

Siguió diciendo que cuando "quede 'pegado', perdí los dos brazos porque la electricidad ingresó por el brazo derecho, salió por la pierna, hizo el arco eléctrico a la columna de hormigón y desde la ingle también hizo el arco descargando sobre la columna de hormigón nuevamente. Las heridas fueron muy graves".

Mario describió que "en la pierna derecha me falta parte de cuádriceps porque me tuvieron que sacar de la izquierda porque eran quemaduras de tercer grado. Es decir quedé colgado del arnés. Mi compañero se puso su equipo, subió por la escalera, me sujetó y logró levantarme. Tengo recuerdos que me decía 'Mario despertate que ya nos vienen a buscar'. Cuando me desperté me observé ambas manos quemadas, en la pierna derecha tenía un agujero, lo que no sabía es que el brazo derecho estaba tan comprometido y la panza tampoco la vi quemada, pero me volví a desmayar".

"Después, en otra oportunidad que me desperté, observé que ya había llegado el camión, la ambulancia, los dos jefes que fueron a socorrerme porque mi compañero antes de subir, avisó a CEAL. Miré para el costado y vi un cuadrado blanco que es el denominado 'balde' donde nosotros nos subimos para trabajar en alturas. Escuché la voz de uno de los jefes que me decía, 'dale Mario que ya nos vamos', y me volví a desmayar. Sería tanto el dolor que ya no sentía nada, no sufrí el día del accidente. Me vi las manos con los dedos contraídos, quemados porque la electricidad contrae los músculos y me llevaron al hospital", señaló.

Continuó que "no me acuerdo que me hayan subido a la ambulancia, estuve un día internado en centro de salud pero no me acuerdo de nada, nunca corrí peligro de muerte porque la electricidad no me tocó ningún órgano interno".


En la clínica Ciarec donde hizo la mayor parte de rehabilitación.

"La cabeza me iba a mil"

Continuó relatando su accidente-internación explicando que "por lo general, en estos casos, lo que primero afecta es al corazón por la fibrilación y con un poquito de corriente afecta el corazón. A mí me pasaron 13.200 volts por el cuerpo".

Insistió en que "no me tocó ningún órgano interno, ni el corazón, ni pulmones ni la cabeza, lo único que me afectó fueron los riñones porque los primeros dos días de mi internación en La Trinidad orinaba sangre".

"Esta clínica se especializa en quemaduras, estuve tres meses: un mes y medio en terapia intensiva y el resto en sala general. Pasé 40 veces por el quirófano. Ingresaba porque evaluaban los brazos e iban analizando hasta dónde podían salvarlos porque la quemadura más grande la tenía en el brazo derecho, me 'cocinó' la axila. En el brazo derecho me pusieron electrodos para ver si reaccionaba el brazo y lo hizo un día solo, y después, como a los 2 ó 3 días me dijeron que me pusieron, nuevamente, electrodos y el brazo ya no tenía reacción. Le comentaron a mi familia que no llegaba pulso ni sangre al brazo. Lo mismo en la mano izquierda. Es decir, me tenían que amputar antes de que me tome alguna infección principalmente por el brazo derecho para evitar que ingrese alguna bacteria", recordó.

De la misma manera sostuvo que "los 14 días que me mantuvieron el brazo y la mano para ver si reaccionaban y tratar de salvar todo lo posible no me acuerdo de nada. Era tanta la cantidad de medicamentos, entre ellos morfina que me dieron para que no sintiera dolor que no me acuerdo. Mi familia me contó que llegó mucha gente a visitarme, que hablaba normal e incluso hacía chistes".

Describió "lo único que recuerdo es que un día desperté, estaba solo en la habitación, me miré el brazo izquierdo, estaba vendado y me faltaba la mano. Miré el lado derecho y vi me faltaba el brazo completo. Después me miré la pierna y la panza con una impresionante cantidad de vendaje. Me quedé en shock haciendo memoria de lo que me había pasado, de cómo había pasado, quedé shockeado y analizando, tratando de acordarme todo lo que había vivido. La cabeza me iba a mil, me daban alimentos y agua por sonda, tuve asistencia psicológica 4 veces en 3 meses".

Después de una pausa en su relato, lo retomó contando que "mi reacción primaria cuando me di cuenta que me faltaba el brazo, la mano y que estaba tan herido fue un shock, pero me desahogué. Lloré muchísimo para sacarme todo ese impacto".

Bromeó: "pensé ya está, estoy vivo, por suerte estoy vivo y empecé a aceptar que es lo principal en estos casos: la aceptación. Aceptar mi nuevo cuerpo, porque verme así amputado fue muy fuerte. Aunque dije 'estoy vivo, la puedo contar'; así que a partir de ese momento empecé a aceptar y a meterle fuerza".


Las motos, otra de sus pasiones al igual que el baile. Hoy oficia de acompañante junto a su amigo Ezequiel Larrecochea. GENTILEZA MARIO GARCÍA

"A mis 40 años tuve que aprender a caminar"

Consultado sobre qué lo impulsó a aceptarse y a tomar este acontecimiento de tan buena manera expresó que "mi familia que está conformada por mi mamá Elsa, mi papá Clemente y mi hermano Ruben además de mi hijo. A mi hermano fue al que más le afectó porque somos dos, de hecho él no se animó a firmar para que me amputen sino que llamó a mis padres. Así que mis padres lo hicieron pero ya con el hecho de que esté mi familia presente me daba fuerza para seguir adelante. El primer mes mi hijo estuvo conmigo, acompañándome".

Reiteró que "ver a mi familia, a mis padres, a mi hermano, a mi hijo tan mal me dio fuerzas porque tenía que aprovechar que estaba vivo para poder salir lo antes posible de esa situación. Es decir, recuperarme, en lo único pensaba era en recuperarme porque había aceptado el accidente".

Del mismo modo Mario contó que "la obra social me cubrió todo. Mis padres no tuvieron que poner un peso".

Posterior a esta internación lo trasladaron a Ciarec en Villa Urquiza donde estuvo 6 meses.

Explicó que "en la primera es donde me operaron, y me hicieron los injertos, la otra es donde me hicieron las curaciones y empecé con kinesiología. Me faltaba masa muscular en las piernas porque el mes y medio que estuve en terapia intensiva bajé unos 12 ó 14 kilos. En esta última se dedican a rehabilitación".

"En rehabilitación fue prácticamente volver a caminar porque la primera vez que me bajaron al piso no tenía fuerza, no me podía mantener en pie, hacía tres pasos hacia adelante, tres pasos para atrás y no puede hacer más que eso porque le pasé el peso de mi cuerpo a los pies, entonces me dolían los dedos y me dolía el talón. Así que a mis 40 años tuve que aprender a caminar", manifestó.

Mario subrayó que los médicos estaban impresionados que se curó rapidísimo.

"Fue un milagro"

Sobre si es creyente, contó que "no, creo en el destino, pero tuve varios episodios con una virgen. Resulta que el accidente se produjo en la Ruta 226 donde hay una virgencita. Pasé millones de veces por esa virgen, siempre la vi pero no sabía que virgen era y está ubicada a tres columnas de donde tuve el accidente".

"Paralelamente en octubre del año 2023 una amiga me invitó al bautismo del nene que cuidaba, acepté la invitación y fuimos a la capilla que está en Cáneva y Roca. En tanto en la Clínica La Trinidad había una médica clínica Anita Santamarina que en una oportunidad, estando solo en terapia intensiva, mientras hablábamos me preguntó si era creyente, yo le dije que no y me empezó a hablar sobre una virgen y me preguntó si podía regalarme una estampita, si no me ofendía, le dije, claramente, que no. Me llevó la medallita de la milagrosa".

En efecto después de estos episodios, García narró que "pregunté cuál era la Virgen que está sobre la ruta del accidente, era la Milagrosa, después le consulté a mi amiga -porque durante dos meses no usé el celular- donde fuimos, y me dijo que es la capilla de la Virgen de la Medalla Milagrosa. Me quedé en shock, digo 'qué loco porque está todo relacionado el bautismo en la Virgen de la Medalla Milagrosa, el accidente que fue al lado de la Virgen de la Medalla Milagrosa y que la médica me regaló la estampita bendecida de la misma virgen'".

Asimismo expresó que "es que fue un milagro realmente porque esa cantidad de voltios no perdona directamente. Incluso la médica cirujana que me operó que es una eminencia en quemaduras e injertos me dijo que lleva 54 años de carrera y mi caso es el segundo porque no llega a ver a los pacientes con vida".

Retomando la virgen de la Medalla Milagrosa, admitió que "ahora sí creo en dicha imagen".

"Voy a ir a agradecerle que estoy vivo aunque todas las noches leo su oración", comunicó.

"La discapacidad no está en el cuerpo, sino que está en la cabeza"

Posteriormente enumeró los pasos a seguir mientras esperaba la prótesis.

"En rehabilitación llegó la prótesis, es alemana, la manejo porque del muñón de la mano izquierda siento los dedos, es decir la muevo, le mando la orden a cada dedo y se mueven. Es decir la prótesis tiene dos sensores, uno interno y externo para que abra y cierre la mano. Le mando la señal como si tuviera todavía mi muñeca y se mueve como una mano pero en forma de pinza".

Acerca de que si pensó que iba a ser tan avanzada en cuanto a tecnología, especificó que "no. Del lado derecho tengo un brazo estético pero no tiene función. Con la prótesis no me puedo hacer todo porque no se puede mojar, necesito asistencia para bañarme y ahora estoy viendo adaptaciones para poder hacerlo solo, pero por lo pronto me tienen que asistir en cuanto a todo lo que hace al aseo personal".

De todas formas, adelantó que "esta es la primera de una cantidad de prótesis que van a pasar, porque mayormente estas prótesis que tienen una batería interna y se cargan como un celular tiene una duración de 4 años, depende el uso. Pero me comunicaron que las prótesis van a ir mejorando a través del tiempo".

Con relación al brazo derecho, Mario reflexionó que "es estético, no me sirve para nada, es querer simular que tengo un brazo cuando no lo tengo. Todo el mundo que me conoce sabe que no lo tengo, salgo a caminar sin el brazo estético, no me importa el qué dirán. De todas formas la gente mira, supongo que quedan impresionados. Hay gente que me observa como diciendo 'pobre pibe qué le habrá pasado' y hay gente que lo hace en forma burlona, pero ahí es cuando te das cuenta que la discapacidad no está en el cuerpo, sino que está en la cabeza".

La actualidad

En otro tramo de la charla se refirió a su actualidad laboral.

"Aun no tengo el alta de la ART pero ahora estoy haciendo kinesiología hasta diciembre. Después la ART va a pedir una junta médica para evaluarme, me dan el grado de discapacidad, que por lo que me dijeron va a ser el de alta discapacidad, que es el 100% y un poco más también por las lesiones que me quedaron. Una vez que la ART me da el alta, tengo que ver si puedo volver a trabajar. Ocurre que yo amaba mi trabajo, amaba trabajar en alturas, en la calle, estar con mis compañeros en tormentas, pero se que ya no puedo hacer, así que puedo hacer algo administrativo o jubilarme. No me gusta lo administrativo, con la prótesis no puedo levantar cosas pesadas, estoy escribiendo con una lápiz táctil, y además tuve que aprender a ser zurdo".

Incluso informó que sus publicaciones en Instagram son escritas con el lápiz táctil. Sentenció "prefiero que me jubilen, tengo muchos proyectos".

Consultado sobre en qué está limitado físicamente, precisó que "en muy pocas cosas, incluso sigo bailando ya que hace más de 20 años que lo hago. En un principio bailaba salsa, después me cansé y comencé bachata. Cuando volví a Azul retomé mis clases, hace un mes".

La otra pasión de Mario son las motos.

Al respecto, expresó que "son mi cable a tierra, es lo que me devuelve el alma al cuerpo: sentir esa libertad que te brinda la moto es lo más para mí. Siempre tuve moto de chico, hice viajes largos y si bien ahora no puedo conducir una moto, volví como acompañante. Mi mejor amigo Ezequiel Larrecochea me llevó al circuito de Olavarría, por ejemplo".

Agregó que "con Ezequiel somos amigos de la infancia, siempre anduvimos en moto y fue una de las personas que estuvo a la par".

Sobre si hubo gente que se le alejó, especificó que "no se alejaron, me decepcionaron, es decir contaba con personas que creí que iban a estar y hoy no están".

Por el contrario, dijo que "hubo gente que me sorprendió, aparecieron personas inesperadas que estuvieron conmigo y aun me acompañan".

Acerca de sus proyectos puntualizó que "antes del accidente comencé con remodelaciones en mi casa y alquilar hoy en día es imposible, entonces me fui a la casa de mis padres. Así que cuando ocurrió el accidente estaba viviendo allí donde estoy actualmente porque aún, como decía, necesito asistencia".

Pero "mi idea es seguir con la remodelación de mi casa, porque ahora con el accidente, tengo que readaptar el baño y otros sectores".

En cuanto a si le gustaría estar en pareja, especificó que "no sé, quizás sí, hace más de un año que estoy soltero, estaría bueno, no lo descarto".

"No hay imposibles"

Reflexionó que "mi idea es ponerle todas las ganas y energía en lograr lo que quiero porque no hay imposibles. Si yo pude aceptar mi nueva vida con prótesis, usando mis pies y boca -ya que adquirí mucha habilidad-, siento que no hay limitaciones. Me cuesta, pero con la práctica lo voy a lograr, si no me sale de la forma común como lo haría cualquier otra persona con sus brazos, le busco la vuelta y lo logro,

no me veo limitado".

Continuó que "otra idea que me da vueltas en la cabeza es dedicarle tiempo al deporte adaptado y si quiero tener mi propio vehículo, también se puede conseguir. También me han incentivado para dar charlas motivacionales, lo cual no descarto".

"Me pasa de acordarme de 'problemas' que tenía y ahora me doy cuenta que no eran problemas. Todo tiene solución, todo se puede, se puede salir adelante pero siempre y cuando uno esté preparado. Es decir siempre fui una persona estable emocionalmente, siempre tuve buen control de mi cabeza y ahora más porque si las cosas pasan es para aprender. De hecho jamás me medicaron para dormir, por ejemplo".

A lo que agregó que "solo me dieron medicación por el miembro fantasma porque por más que a uno le falten sus extremidades, el cerebro sigue mandando órdenes. Entonces el cerebro manda la orden porque no sabe que no está".

Ejemplificó que "sufrí dolores de las extremidades que no tengo, es muy traicionero. Yo sentía mis manos, que alguien me las cortaba, sentía los dedos quebrados, sentía las manos quemada, sentía y suelo sentir que alguien me aprieta los dedos. Dicha sensación lo fui superando con pastillas. Ahora lo único que siento son unas pequeñas descargas eléctricas, pero que son muy tolerables".

Para terminar, "quiero agradecer al hospital Municipal Pintos por la asistencia que me ofrecieron porque la cirujana -cuando llegué a Buenos Aires- le comentó a mi familia que aunque haya sido un caso muy grave hicieron un buen trabajo. Porque me hicieron unos tajo sobre el brazo y la mano para descomprimir porque en el accidente se me habían inflamado. También a la doctora Stella Bossi, a las chicas de terapia intensiva de la Clínica La Trinidad que fueron las que estuvieron conmigo y a todo el personal.

Agradecer al personal de Ciarec por la calidad humana, lo empatía y la asistencia, me vine muy contento".

"Voy a volver a visitar las clínicas, ya se cumple un año en diciembre, el 17 voy a festejar mi otro cumpleaños porque murió un Mario pero nació otro totalmente cambiado con otra visión y perspectiva".


Mario hace 20 años que baila bachata, incluso va a Olavarría y a otros lugares para despuntar el vicio.

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