Rafael "Rafa" Guarino cumple 72 años próximamente, nació en Capital Federal. Junto con su familia vivió en Italia recién nacido, volvieron al país, donde se instalaron en Villa Lugano, después en Banfield y posteriormente en Lanús. Todo en el transcurso de cinco años.

Fue el primero, junto a un socio, con Prowatt de contar con una empresa que elaboraban productos de sonido. Llegaron a hacer 19, desde amplificadores, ecualizadores, mezcladores de audio, compresores y todo equipamiento para audio a nivel profesional hasta la llegada de Menem cuando abrió las importaciones. Ahí "Rafa" comenzó a hacer sonido.

Estos productos se comercializaban no sólo en Argentina, sino también en Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile.

Se considera un autodidacta aunque estudió desde muy pequeño. La curiosidad arrancó cuando escuchaba partidos de fútbol y quería conocer de dónde provenía la voz de los relatores.

Cuando hizo sonido llegó a hacer a más de 200.000 bandas, estuvo en festivales de renombre nacional como Jesús María, el Festival Nacional Austral de Folklore en Santa Cruz en Pico Truncado, en la Fiesta del Trigo, la Fiesta de la Cereza 25 años. Eran festivales donde tocaban 80 bandas por noche y algunos llegaban a durar cuatro días.

Cuando se instaló en Azul en 1976, conoció a su actual esposa y mamá de sus dos hijos. Aunque admite que poco recuerda el crecimiento de su hija menor. Ocurre que este trabajo le demandaba semanas enteras fuera de casa.

El sonidista tiene un gran amor por la música, una pasión que ha sostenido a lo largo de una carrera de 50 años. Aunque ya se ha jubilado, su dedicación y amor por su trabajo lo mantienen activo en el mundo del sonido. Prefiere trabajar solo, y su bajo perfil le permite manejarse con discreción y profesionalismo en eventos de gran calibre. Conoce las bambalinas de festivales de renombre nacional como nadie más, gracias a su vasta experiencia y conocimiento técnico.

En esta entrevista, el sonidista recordó, con cariño, sus inicios con la empresa Prowatt, donde empezó a forjar su carrera en el mundo del sonido. Narró, con detalle, los desafíos y logros que vivió al inicio, destacando cómo esas primeras experiencias moldearon su trayectoria profesional. Desde entonces, ha continuado perfeccionando su oficio, adaptándose a los avances tecnológicos y a las cambiantes demandas de la industria musical.

Además, el sonidista compartió una reflexión final sobre su carrera y el estado actual del sector local. Habló de la evolución del sonido en los festivales, la importancia de mantener la pasión por lo que se hace y la necesidad de estar en constante aprendizaje para seguir siendo relevante. Su historia es un testimonio de dedicación y amor por la música, y un recordatorio de que la verdadera pasión nunca se jubila.

"Fuimos la primera empresa de sonido"

Sobre cuándo se instaló en Azul, "Rafa" mencionó que "cuando se dio a la famosa Ley de Radicación de Parque Industriales, es decir yo ya tenía una sociedad que se llamaba Prowatt que la habíamos formado con José Ángel Rodríguez Neto".

En ese momento nuestro entrevistado tenía tan solo 20 años.

Recordó que "la Municipalidad -que en ese momento había un militar de jefe comunal- nos ofreció una hectárea en el Parque Industrial para que nos instalemos. Fuimos la primera empresa de sonido. Es decir, había gente que hacía sonido pero en forma muy elemental, no a nivel nacional". De todas formas aclaró que "no vinimos a hacer sonido sino a fabricar equipos. Llegamos a hacer 19 productos distintos. Después nos agarró el 'Rodrigazo'".

Pero volviendo a los productos que elaboraban amplió que "eran amplificadores, ecualizadores, mezcladores de audio, compresores y todo equipamiento para audio a nivel profesional hasta la llegada de Menem cuando abrió las importaciones y nos mató. Nosotros vendíamos muchísimo, de hecho siempre estábamos atrasados con las ventas".

Contó que vendían a Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile.

Aunque contó que "pero después llegó un punto que para fabricar no podíamos porque el producto que venía importado costaba menos que los materiales que teníamos que comprar para hacerlos. Entonces decidimos cambiar de actividad: salimos a hacer sonido. Tenía un socio Carlos Alberto Belluscio en el 79 y hasta hace 8 años existía Prowatt".

Sobre dónde trabajaban con la empresa, puntualizó que "estuvimos en Jesús María durante 11 años seguidos, en el Festival Nacional Austral de Folklore en Santa Cruz en Pico Truncado casi 40 años, en la Fiesta del Trigo casi 30 años, en la Fiesta de la Cereza, 25. Eran festivales donde tocaban muchas bandas musicales por noche. Por ejemplo, en Pico Truncado llegaban a ser por día 80 bandas y la fiesta duraba jueves, viernes, sábado y domingo. O sea el ritmo de vida fue de lo más dinámico. En ese momento era soltero, viajábamos mucho, incluso con los choferes que teníamos, se llegaban a hacer más de 6.000 kilómetros por semana. Nos turnábamos para dormir y nunca éramos menos de cuatro personas porque todos manejábamos".

Pero había que aprovechar el momento. "Rafa" bien que lo aprovechó, no solo por la cuestión económica, se nota en su mirada que disfrutaba de la actividad con solo recordar.

En ese sentido amplió que "era una época de mucho auge, porque no había otras empresas de sonido, es decir no había elementos como una cámara de reverberación digital, por ejemplo cuando nosotros hacíamos Jesús María no existía, sólo la teníamos nosotros. Tuvimos la primera porque teníamos un socio que era importador".

Antes de estar en Azul aclaró que estuvieron en Buenos Aires, en Parque Patricios un buen tiempo. "Arrancamos en el 72 hasta que me mudé a Azul el 26 de febrero de 1976", rememoró.

Continuando su relato señalando que "después de muchos años, uno de los socios se abrió por la edad, y actualmente hago sonido y service de equipos electrónicos".

"Cuando llegue a Azul conocí a la que es mi esposa, María Graciela Andrich y tuvimos dos hijos. Actualmente Juan está en Italia y es cocinero profesional y María Laura es cosmiatra. A mi hijo le gusta mucho la música, toca instrumento, nunca fue a aprender música, es como la madre, ella toca la guitarra y le gusta. El escucharlo puede haberlo heredado de mi", mencionó.

"Me acompañó y me sigue acompañando Graciela, porque fueron largas jornadas, se 'bancó' todo, pero antes de casarme le dije cómo era mi trabajo y lo aceptó. Claro que no me preguntes cómo era mi hija Laura a los 8 años porque no me acuerdo, casi no la vi y a veces me arrepiento".

Sobre de dónde viene su gusto y amor por la música expresó que "curiosidad, era muy chico y escuchaba los partidos de fútbol por radio y me pregunté: ¿dónde está el que está relatando? y como nadie me explicaba, no me quedo más remedio que estudiar y cuando lo hice no me aceptaban porque era menor de edad, así que tuvo que ir mi tía para hacer de tutora".

Consultado sobre la vocación de elaborar sonido, se autodefinió como un autodidacta.

"Eso de que el mérito no va, conmigo sí va. En realidad soy técnico en radio y televisión. En Capital (Lanús) estudiaba de noche porque de día no podía dejar de trabajar. De día trabajaba en una tornería y de noche estudié radio y televisión. Y estudié radio porque tenía mucha curiosidad ya que me gustó desde chico como decía. Cuando estaba en séptimo grado de la escuela primaria me recibí de Técnico en Radio. Y en primer año de Industrial era técnico en televisión".

"No me considero un maestro"

Acerca de que si fue mentor, especificó que "no me considero un maestro, quizás tenga algún conocimiento extra, sí puede ser, por las cantidad de bandas hechas. Tampoco creo ser el mejor sonidista que hay en Azul, algunos me aprecian".

Con relación a cómo se ganó el cariño y el respeto de la gente, explicó que "respetando al que está arriba el escenario, o sea el niñito que sube con una guitarra se lo atiende de la misma manera que si fuera León Gieco".

"Les hice a más de 200.000 bandas pero hay que tener en cuenta que en Pico Truncado era un festival de cuatro días donde se presentaban 80 bandas por noche. Ya ahí hacíamos 320 bandas por fin de semana por casi cuarenta años...".

Y con solo decir que "Rafa" habla de un solo festival. "A una sola persona no le pude hacer sonido: a Astor Piazzolla, se me murió antes".

Sobre qué le apasionaba de llevar esta vida tan vertiginosa y los pormenores, expresó que "la música es lo que más me gusta y en cuanto a lo que no, hay artistas que hubiera preferido no encontrarlos. Es como en todos los rubros: hay gente que se hace querer y hay gente que se hace odiar directamente".

Con la mambalinas, el detrás de escena, "Rafa" conoce el temperamento de fulano o mengano o sultano, "y por más premios que ganen, te llevas sorpresas no muy agradables, pero fueron más las satisfacciones, totalmente. La más grande me la dio Jairo cuando falleció mi madre en plena gira, me tuve que ir y cuando volví, es decir me reincorporé a la misma, le dedicó el Ave María a mi madre, eso fue en Rosario".

En estos 50 años de carrera, "Rafa" tiene millones de anécdotas, pero admite que "hay algunas que no las puedo contar por razones obvias, porque algunas son increíblemente buenas como la de Jairo y otras que son increíblemente malas".

Acerca de su adaptación a los géneros musicales que iban surgiendo a lo largo de los años y al avance en la era digital actual, especificó que "todo se aprende porque entiendo cómo funciona por dentro un equipo. Es decir lo que escucho sé cómo se hace".

Teniendo en cuenta que hay Djs en estos últimos años mucho más que antes, sobre si lo consultan, afirmó que "si, muchos jóvenes y no tanto; y les explico todo. Me preguntan de todo porque salen de una escuela con toda la teoría, saben -en algunos temas- muchísimo más que yo, especialmente en cuanto a equipos digitalizados, pero cuando llega el momento de que se les corta un cable no saben para dónde agarrar. Es la parte que no entienden, la parte técnica no la estudian".

Consultado sobre si le ofrecieron ejercer la docencia, admitió que sí, pero "muchas, pero no tengo título y el único que tenia se lo llevó la inundación del 80" (risas).

Aunque no hay que ser un genio para darse cuenta que la docencia la ejerció igual y la sigue ejerciendo con sólo observar cómo trabaja, en cada consulta que le hacen los músicos, pero sobre todo en su manera de valorar su trabajo y en respetar a cada artista y a cada técnico que tiene a su alrededor.

Acerca de que si elegiría el mismo oficio, mencionó que sí.

"Nunca me subiría a un escenario, no sé tocar un instrumento, una vez toqué el cumpleaños feliz en un piano y ahí paré, ya tenía bastante con mi trabajo", señaló al respecto.

Rafa se jubiló a los 65 años y no hay manera de que se pueda quedar en su casa.

Reivindicó este concepto: "¿cuántas películas puedo mirar antes de aburrirme?, y si me quedo escuchando música ¿cuántas horas puedo escuchar?. Y me gusta toda la música, textual, de todo, pero generalmente todo lo que está bien hecho y tiene algo nuevo para escuchar".

No obstante, dijo que hay géneros que no tolera.

Para terminar, fue consultado sobre a nivel local qué cambiaría de la música, "no cambiaría nada, sólo la cabeza de los músicos, es decir que vengan a los espectáculos porque son los que primero que se quejan de que nunca hay espectáculos y cuando hay un espectáculo son ellos los que no vienen. Ellos hacen un espectáculo y reniegan porque no viene nadie, pero son ellos los primeros que no vienen cuando un colega de ellos hace un show".

"Este trabajo me hizo y me hace feliz, son muchísimas más las alegrías que los contratiempos que se pueda haber tenido que los contás con una mano".

Sobre si siente la misma adrenalina en cada show, puntualizó que "siempre es la primera vez, siempre".