Por Agustín Puyou (*)

En las últimas semanas, nuestra ciudad ha sido escenario de un razonable descontento a raíz del aumento de las tasas municipales. Este incremento fue un golpe adicional a las ya ajustadas economías de nuestros vecinos. Sin embargo, lo que realmente ha generado mayor preocupación es la persistente crisis económica que atraviesa nuestro municipio, reflejada en el atraso en el pago de los salarios a los empleados municipales y el pago tardío y en dos cuotas del aguinaldo.

A poco más de seis meses del inicio de la gestión del intendente Nelson Sombra, Azul se encuentra atrapado en una crisis económica que parece no tener solución. Sumado a los aumentos en servicios básicos como gas, agua e internet, los azuleños enfrentamos ahora un incremento preocupante en las tasas municipales.

Cierto es que estamos sufriendo las consecuencias de problemas estructurales, heredados de 12 años de saqueos, desidia, improvisación y corrupción en nuestro municipio. Tan cierto como que esta nueva administración no es responsable del pasado, pero sí lo es de nuestro futuro.

Las reuniones convocadas por el Intendente con los presidentes de los bloques políticos del Concejo Deliberante para trabajar en una nueva ordenanza fiscal e impositiva, se han convertido en meras formalidades sin voluntad real por parte del Ejecutivo de achicar el gasto político. Mientras critican vehementemente las medidas económicas del gobierno nacional, a nivel local mantienen intacta la abultada estructura de la clase política y un Estado municipal deficitario.

Esta situación no solo es injusta sino también insostenible. El problema de fondo radica en una gestión municipal que no se ajusta a la realidad que estamos viviendo. La falta de un plan fiscal razonable que apunte a equilibrar las finanzas locales y la negativa del intendente a ajustar el gasto político contribuyen a profundizar esta crisis.

Propuse en la última reunión con el intendente, una serie de medidas concretas para mitigar el impacto económico y promover un manejo responsable de los recursos públicos: la reducción de los funcionarios de la planta política en un 30%; reducción del salario de los mismos en un 30% (Intendente, Concejales, Secretarios y Subsecretarios); congelamiento de la contratación de personal, con excepción al personal de salud; y elaborar un plan de "déficit cero" con proyección a más de una gestión.

Estas propuestas buscan no solo aliviar en parte la carga económica y financiera del municipio, sino fundamentalmente enviar un mensaje claro de austeridad y compromiso a la ciudadanía, algo que esta gestión parece no entender.

Es hora de que los funcionarios políticos vivan como el resto de nuestra comunidad y comprendan que todos debemos hacer un esfuerzo para salir adelante. No podemos permitir que el gobierno local se escude en retóricas vacías mientras los ciudadanos sufren las consecuencias de la falta de visión a largo plazo y compromiso real con la crisis económica.

Es preocupante saber que el Intendente percibe un salario de 7 millones de pesos, 25 veces más que un jubilado que apenas sobrevive con la mínima en nuestra ciudad. La diferencia entre el salario del intendente y el ingreso de un jubilado que cobra la mínima es un reflejo claro de las inequidades presentes en nuestro municipio. En este contexto, tenemos que pensar cómo aliviar el ahogo económico que están sufriendo nuestros jubilados: es posible aplicar una exención, total o parcial, de la tasa urbana a los jubilados que cobren la mínima. Es un acto de justicia social que no puede esperar.

Si la gestión de Nelson Sombra nos demanda un esfuerzo adicional a través del aumento de las tasas municipales y la creación de la Tasa por Servicios Esenciales, es inevitable preguntarse: ¿por qué este esfuerzo no lo realiza primero su gestión? ¿Por qué la gestión del intendente no da el ejemplo con medidas de austeridad y racionalización del gasto? ¿Por qué no se proyecta seriamente un Estado municipal sostenible en el tiempo?

Azul merece una gestión responsable y comprometida con el bienestar de los azuleños, por encima de los intereses partidarios de sus gobernantes. Una gestión municipal que no solo exija sacrificios, sino que también esté dispuesto a hacerlos. En definitiva, un gobierno municipal que tome medidas concretas para restaurar la confianza y mejorar la calidad de los servicios públicos municipales.

(*) Concejal Unión Cívica Radical.