Por

Paula

Noseda (*)

Gracias al esfuerzo de mi familia pude ir a estudiar en el año 1995 a la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y me recibí de abogada en el año 2000.

Ejerzo mi profesión desde el año 2001, cuando me matriculé en el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal.

Desde que inicié mis estudios tuve una inclinación por el Derecho Ambiental.

Para confirmar esa vocación, solía hacer cuanto curso se dictaba sobre ecología, política y derecho en al ámbito de la universidad.

Si alguien se pregunta qué o quién me inspiró a elegir ésta especialidad, yo respondo que creo que recibí tres claras influencias: la de mi abuelo "Yeye" (observador nato y amante de la naturaleza); la de mi papá Ramón (con su mundo microbiológico y compromiso docente) y la de mi padrino "Guelo" (siempre recuerdo que cuando yo tenía cuatro años de edad él me envío una historieta explicando la contaminación de las aguas y la posibilidad de recomponerlas).

Siempre consideré continuar estudiando para especializarme en Derecho Ambiental. Y rápidamente se presentó la oportunidad: fue cuando en 2001 hice una pasantía ad-honorem en la Cámara Empresaria de Medio Ambiente y me ofrecieron media beca para estudiar en la Especialidad en Derecho Ambiental de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Un par de años más tarde ingresé por concurso, como ayudante alumna ad-honorem, en la cátedra de Régimen Jurídico de los Recursos Naturales de la Facultad de Derecho de la UBA, la cual estaba a cargo del Dr. Eduardo A. Pigretti, quien fue un pionero y mi maestro inicial en el Derecho Ambiental.

En 2004 terminé la especialidad y el Dr. Pigretti me sugirió continuar profundizando mis estudios. En ese caso, a través de una beca doctoral de CONICET (2005-2007) con la que pude hacer el doctorado en Ciencias Jurídicas (UCA, 2010).

Habiendo terminado mi doctorado y algunos proyectos, necesitaba un cambio de perspectiva, salir de la "gran ciudad" para poder conectar más conmigo misma y con mi vocación.

De lejos, iba siguiendo las novedades en Azul. En particular, lo que fue la creación de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN), así como las convocatorias que hacía la Asociación Civil La Oveja Negra para la limpieza del Arroyo, como una forma de concientizar sobre el cuidado del ambiente en general.

De esa manera, me convencí de que Azul era el lugar a dónde podría continuar desarrollando mi carrera, disfrutar de más tiempo, acceder fácilmente a espacios verdes y contar con la cercanía de mi familia.

No fue fácil, pero si algo tiene la Abogacía es la amplitud de facetas, que nos permiten trabajar y forjarnos un espacio profesional.

En este punto, cabe reconocer el importante rol del Colegio de Abogados Departamental y de la Asociación de Abogados de Azul, instituciones ambas que ofrecen diversos espacios para relacionarnos con otros/as colegas, facilitando de esa manera la inserción profesional a quien viene "de afuera".

El lugar que naturalmente me abrió las puertas para continuar mi carrera docente fue la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), institución a la que estoy infinitamente agradecida.

También colaboro periódicamente tanto con la Facultad de Agronomía (FAA), como con el Instituto de Hidrología de Llanuras (IHLLA), poniendo en práctica el aspecto interdisciplinario propio de la especialidad elegida.

Actualmente, continúo como docente universitaria y en el ejercicio de mi profesión como abogada matriculada en el Colegio de Abogados del Departamento Judicial de Azul, asesorando a clientes particulares en temas civiles, empresariales y ambientales.

Derecho Ambiental: los desafíos en Azul

Creo que lo más rico de este artículo es poder establecer en qué problemáticas del Derecho Ambiental se ha avanzado a nivel local; e identificar cuáles son los desafíos que considero más relevantes en la región centro de la Provincia de Buenos Aires.

Al igual que a nivel nacional y provincial, se ha avanzado mucho en el aspecto normativo, es decir, en tener normas locales que regulen las diversas cuestiones ambientales.

A modo de ejemplo, podemos mencionar las siguientes ordenanzas municipales:

-2762/2009 regula los neumáticos en desuso para la prevención del dengue.

-2861/2009 crea el Corredor Ecológico turístico-recreativo del Arroyo Azul.

-3616/2014 crea espacios industriales encuadrados en la Ley 13.744.

-3733/2015 crea un mecanismo de elaboración participativa de la Ordenanza de Ordenamiento Territorial del Partido de Azul.

-3886/2016 declara la emergencia medioambiental y sanitaria por el grave estado en que se encontraba el predio de disposición final de RSU (EcoAzul).

-3991/2017 regula el uso y la preservación del Parque Municipal.

-4380/2019 regula la prevención de la contaminación acústica.

-4492/2020 aprueba el nuevo código de faltas, incorporando nuevas faltas vinculadas al cuidado del ambiente y actualizando las sanciones.

-4564/2021 regula el uso de los fitosanitarios en el Partido de Azul.

-4750/2022 regula la Gestión Integral de los Residuos Sólidos Urbanos.

-4671/2022 adhiere a la Ley provincial Nº 15.276 que establece la capacitación obligatoria en ambiente y desarrollo sustentable de empleados y funcionarios municipales.

-4874/2023, que crea el Fondo de Reforestación y Mantenimiento del Arbolado Público del partido de Azul.

A partir del repaso de las ordenanzas vigentes en nuestra Ciudad, concluimos que, si bien contamos con normativa que se ocupa de cuestiones ambientales locales de diversa índole, la misma no resulta aplicable por alguna o varias de las siguientes razones: falta de reglamentación; falta de designación de una Autoridad de Aplicación; falta de presupuesto específico; falta de monitoreo de eficacia a través de metas de cumplimiento progresivo; falta de capacitación y/o medios técnicos de los funcionarios encargados de la aplicación; y falta de articulación con planes/programas regionales, provinciales y/o nacionales que promocionen dichas temáticas.

Por otra parte, del análisis de las ordenanzas vigentes se observa que no se encontró ninguna que refiera acciones concretas, más allá de la conformación de alguna mesa intersectorial, sobre las temáticas que interpelan al desarrollo sostenible de nuestra ciudad, a saber:

1. Protección del Arroyo: estableciendo un plan de monitoreo de la calidad del Agua del Arroyo Azul, que sirva de línea de base al momento de tener que implementar acciones de prevención del daño ambiental y/o de tener requerir a quien resulte responsable la recomposición al estado anterior de dicho ecosistema acuático.

2. La actualización del Ordenamiento Territorial del Partido de Azul (tanto área rural como área urbana), aspirando a compatibilizar los nuevos usos sociales del territorio, las actividades productivas y los espacios de reserva natural.

3. La promoción de las buenas prácticas en actividades productivas (agricultura y ganadería intensiva-canteras) propias de la región.

4. El incremento de superficie destinada a áreas naturales protegidas (públicas, privadas y/o mixtas), a través de la articulación para que la Reserva Provincial Boca de la Sierra (Ley provincial 12.781) pueda ser declarada Reserva de la Defensa (el mismo estatus de protección del cerro largo en Olavarría) teniendo en cuenta que el dominio de dichas tierras se encuentra en cabeza del Estado Nacional (Ministerio de Defensa). Al igual que considerar la posibilidad de ir más allá integrando dicho espacio a un área mayor con eje en la Ruta Provincial 80, bajo la figura del Paisaje Protegido (Ley provincial 12.704).

5. La identificación de áreas potencialmente contaminadas para gestionar su recomposición, articulando con otras instancias para su posterior incorporación al banco de tierras a fin de garantizar el acceso justo al hábitat (Ley provincial 14.449).

6. El equipamiento de los Parques Industriales con infraestructura necesaria, para el uso eficiente del agua, la energía y el adecuado tratamiento de los efluentes industriales.

7. Un sistema de información y seguimiento del estado del relleno sanitario EcoAzul, para la oportuna toma de decisiones y para conocimiento de la población en general.

Hasta acá, una especie de punteo con temas locales de los cuáles debemos ocuparnos si pretendemos hacer realidad el cuidado del ambiente, la salud de sus habitantes y el desarrollo económico.

Desde ya, continuaré trabajando para contribuir a la plena vigencia y eficacia del Derecho Ambiental, convencida de que es un pilar para garantizar el desarrollo sostenible del partido de Azul.

Finalmente, hago una llamada a la acción, invitando a los/as lectores/as a involucrarse en la protección del ambiente, ya sea como ciudadanos/as en los asuntos de interés público, como consumidores/as responsables, a través de su participación en organizaciones sociales, para exigir a nuestros/as representantes la efectividad de las normas vigentes y/o pendientes.

Sin más, sólo me resta agradecer por este espacio a EL TIEMPO y saludar cordialmente a mis colegas mañana, en nuestro día.

(*) Abogada especialista en Derecho Ambiental y docente universitaria.