Por

Esteban

Hess (*)

Cada año, el 29 de agosto se conmemora el Día del Abogado y la Abogada, recordando el del nacimiento de Juan Bautista Alberdi, quien escribió la obra "Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina", una de las principales fuentes de consulta para la elaboración de la Constitución Nacional que fuera sancionada en 1853. Quienes ingresen al Colegio de Abogados de Azul encontrarán a su derecha el busto de este prócer del Derecho Argentino.

Me pidieron una reflexión desde el rol de abogado, docente y vicedecano de la Facultad de Derecho de la UNICEN. Y me pareció propicia la oportunidad para reflexionar sobre los 25 años del inicio de esta casa de Altos Estudios en Azul, la formación de los y las abogados/as y la importancia de la Universidad Pública.

Habitualmente se identifica el ejercicio del Derecho con el asesoramiento, defensa y representación de las partes; como funcionarios o magistrados judiciales impartiendo Justicia o brindando sus conocimientos jurídicos a organizaciones, empresas o el propio Estado.

Pero existen otras funciones, que se desarrollan principalmente en las universidades, como son la docencia, la investigación en ciencia jurídica y la transferencia de conocimientos a la sociedad.

Cualquiera sea nuestra actividad, todas y todos debemos acreditar los conocimientos en nuestro paso por la Facultad de Derecho, para formarnos y obtener el título habilitante.

Pero transitar la Facultad, y -en particular- hacerlo en una Universidad Nacional, implica mucho más que aprender las normas y cómo aplicarlas. Se busca la formación integral de las personas que luego ejercerán como abogados/as y cumplirán algunas de las funciones reservadas al título.

Por ello, además de las consabidas asignaturas eminentemente jurídicas, se estudia Historia, Filosofía, Política, Ética, Sociología, Economía, etc.

Pero existen también, como requisitos para obtener el título, haber realizado horas de prácticas socioeducativas, en que los estudiantes ponen en juego saberes y actitudes para abordar en territorio diversas situaciones de intervención social, generando sensibilidad y responsabilidad social como parte de su formación, así como también en actividades solidarias.

La Universidad Pública no sólo transmite conocimiento -enseñanza del derecho-, sino que también lo genera a través de la investigación. Y lo vuelca en su comunidad, a través de la extensión y la transferencia, buscando una mejora en la calidad de vida de sus habitantes, formando profesionales insertos en su comunidad y sensibles a sus necesidades.

La Facultad de Derecho demostró que la investigación y la educación de la ciencia jurídica en el centro de la Provincia de Buenos Aires, de calidad y no arancelada, es posible.

Decenas de proyectos de investigación en temáticas prioritarias, que involucran a docentes, estudiantes y graduados, muestran una de las funciones más importantes de la Universidad -generar conocimiento para la búsqueda de soluciones- que luego transfiere al aula y a la comunidad sus resultados.

En estos veinticinco años, la Facultad también transformó la vida de la comunidad, así como la de cientos de estudiantes y graduados que han pasado por ella. También lo hace con docentes y no docentes, quienes trabajan día a día para hacerla crecer y desarrollarse, acompañando la vida de las ciudades en que se encuentra inserta.

En este caso en particular, la sociedad azuleña apostó decididamente por este emprendimiento de manera espiritual. Pero también lo hizo de manera económica. Así fue, a través de la Municipalidad y de la Asociación de Abogados de Azul que le dieron contenido a este sueño, y de los vecinos de nuestro Municipio, quienes brindaron -a partir de la tasa de Educación Superior- los recursos para el inicio de sus actividades.

La Facultad hoy cuenta con una carrera de pregrado (Tecnicatura en Gestión Jurídica), una de grado (Abogacía) y ha alcanzado todos los niveles de posgrado, con tres Especializaciones, una Maestría y el recientemente creado Doctorado en Derecho, que permite la formación de nuestros graduados y de todos los abogados y abogadas para un mundo cambiante y en el cual es imprescindible continuar estudiando para mejorar el servicio que se brinda.

La Facultad de Derecho se ha vinculado con otras de nuestro país, de América Latina y de distintos lugares del mundo a los cuales llegan las producciones que se originan en Azul y la zona.

Estos logros no hubieran sido posibles sin la decisión y el trabajo incansable de docentes, no docentes, estudiantes y graduados (y sus familias), quienes apostaron por este proyecto y no dudaron en avanzar frente a cada escollo que ponía a prueba el desafío.

En estos veinticinco años de existencia, la Facultad de Derecho ha permitido a muchos abogados y muchas abogadas a obtener un título; pero también dedicarse a la docencia, a la investigación, a la extensión, a formarse en estudios de posgrado y a transferir conocimiento a la comunidad y a la región. Porque la Universidad Pública le da la posibilidad de formarse a cada estudiante que ingresa, sin importar su condición económica o social. Sólo se pide dedicación, esfuerzo y ganas de estudiar.

Sería injusto nombrar a todas las personas que han hecho posible esta Facultad porque han sido muchas, desde los primeros docentes hasta los actuales, los no docentes, y hasta los actores políticos que lograron los consensos y aportes necesarios para que la obra fuera realizada. Y por supuesto a todas las familias que han acompañado en estos años, ya que sin sus apoyos nada de esto hubiera sido posible.

Estamos convencidos que la educación en la Universidad Pública es la forma de lograr profesionales comprometidos/as con los valores de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, en la defensa de la Democracia y del Estado de Derecho y en la protección de los más vulnerables, fomentando un ámbito académico de excelencia para el desarrollo, la investigación y la enseñanza de la ciencia jurídica en la región centro de la Provincia de Buenos Aires.

La Universidad es un ámbito eminentemente democrático que defiende las libertades personales, pero también respeta al que piensa distinto. Cada claustro, representado por consejeros y consejeras toman las decisiones más trascendentes dentro de una Facultad. La obra de la Universidad Nacional -que es orgullo de nuestro país e insignia en la región y en el mundo- ha formado grandes científicos e investigadores, quienes han dado a nuestra querida Argentina los cuatro premios Nobel que posee (y los que -sin dudas- vendrán).

Nada de esto sería posible sin un acceso a la Universidad de calidad para todos y todas. Y para que ello sea posible debe ser no arancelada. Sabemos que la Educación Superior no es gratuita, que el Estado, con el aporte y esfuerzo de cada argentino y cada argentina a través de sus impuestos, sostiene a la Universidad y que ello debe seguir siendo así.

La gran mayoría de los profesionales de nuestro país han estudiado en las Universidades Nacionales; muchos de ellos no podrían haberlo hecho en las privadas. Y contar en Azul con educación pública superior de calidad, descentralizada de las grandes ciudades, ha permitido a cientos de jóvenes cumplir sus sueños. Por eso entendemos como un deber inclaudicable para nosotros, y aún más para -y por- las generaciones futuras, defender la Educación Pública que permita el acceso de todas y todos al derecho a estudiar y aprender.

Por una Universidad Pública de calidad, no arancelada, cogobernada con el presupuesto necesario para cumplir con todas sus funciones, deseamos -mañana- feliz día a abogadas y abogados de Azul.

(*) Abogado, Vicedecano de la Facultad de Derecho de la UNICEN y docente.