CASO BUSTOS
Ramón Omar Vélez, detenido el pasado martes en Ciudad Oculta, es señalado como el responsable del asesinato, que ha sido situado como ocurrido en las primeras horas del sábado 18 de enero. Desde la noche anterior el acusado estaba en la casa de la víctima, que fue ejecutada de un disparo en la cabeza con un revólver calibre 22. Semanas previas al hecho, el investigado viajó en dos ocasiones a Azul. Según se cree, para planear el homicidio. En esta ciudad el ahora imputado ya había estado también en septiembre de 2023, cuando protagonizó, en el mismo auto que le fuera secuestrado hace cinco días al momento de su arresto, un siniestro de tránsito. Se desconoce aún por parte de los investigadores el móvil del crimen.
Por: Fabián Sotes
9 de febrero de 2025
Entre la 1 y las 3:30 horas del sábado 18 de enero está situado el crimen del martillero Eduardo Antonio Bustos. Y Ramón Omar Vélez, de 54 años de edad y detenido este martes que pasó en Ciudad Oculta, la villa que está en CABA, es ahora considerado el autor del asesinato.
Son varias las evidencias que involucran a ese hombre en lo que a escala penal -cuando al día siguiente de su detención fue llevado a los tribunales de Azul para ser indagado y, asistido por el defensor Oficial Diego Prado, optó por no declarar- quedó definido como un homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
Considerando las características que tuvo aquel hecho sucedido hace ya más de tres semanas en perjuicio del martillero -que tenía 55 años cuando fue ejecutado de un balazo en la cabeza en la casa donde vivía solo y también poseía su inmobiliaria- ese delito es el que se le atribuye a Vélez a título de autor. Un ilícito por el cual, ante una eventual condena en un futuro juicio, podría recibir una pena que va desde los ocho a los veinticinco años de prisión.
Según las evidencias reunidas en la causa que desde la UFI 13 lleva adelante el fiscal Adrián Peiretti, a ese inmueble de dos plantas donde Bustos residía -ubicado sobre las calles Rauch entre Belgrano e Yrigoyen- el acusado llegó caminando el viernes 17 de enero por la noche. Y a través de lo transcripto en el sumario se indica también que en ese lapso horario mencionado, pero ya cuando era el sábado 18 del mes anterior, Vélez mató al martillero de un disparo, mediante el empleo de un revólver calibre 22 que hasta el momento no ha podido ser hallado.
El arma de fuego y varios elementos que faltaron de la casa de Bustos -y que el autor del homicidio, al parecer, se llevó para "limpiar" la escena del crimen- habían sido ordenados recoger, en caso de que fueran encontrados, durante los dos allanamientos realizados este martes que pasó en horas de la tarde, cuando una comisión policial encabezada por efectivos de la DDI Azul llevó a cabo también la detención de Vélez en Ciudad Oculta.
El auto secuestrado: un Chevrolet Corsa. Está a nombre de Vélez y en ese vehículo viajó en varias ocasiones a Azul. Una de ellas, el día del crimen del martillero. PRENSA: PFA
De acuerdo con lo señalado a EL TIEMPO por fuentes allegadas a esta investigación penal, el hombre fue hallado en un departamento situado en la planta baja de un complejo habitacional que está sobre la calle Hubac.
En ese inmueble reside su pareja, en el barrio porteño de Villa Lugano.
Pero también el pasado martes Adriana Bianco -la magistrada de Ejecución Penal a la que le tocó intervenir de manera subrogante en esta causa desde el Juzgado de Garantías 1- había ordenado, junto con el dictado de la detención para el ahora imputado, que se allanara la casa donde Ramón Omar Vélez se domicilia actualmente. Una propiedad ubicada en José C. Paz, en el conurbano bonaerense, sobre la calle Arribeños.
Además de la medida cautelar para el presunto homicida, lo más sustancial de ambas diligencias estuvo relacionado con el secuestro del automóvil en que Vélez había venido a Azul ese fin de semana en el que -de acuerdo con lo investigado- mató de un tiro al martillero.
Pero ni el arma empleada en el crimen, ni el CPU de una computadora personal de la víctima, ni varios relojes de pulsera, ni su teléfono celular y tampoco las grabaciones de las cámaras de seguridad que Bustos tenía instaladas en su casa pudieron ser hallados en los dos allanamientos realizados hace cinco días en Ciudad Oculta y en José C. Paz.
Sí, en cambio, los investigadores recogieron varios teléfonos celulares, prendas de vestir -que al parecer Vélez tenía puestas en su último viaje a Azul en enero pasado, al momento de sucedido el homicidio- y el estuche de plástico de un arma de fuego, de color azul.
Identificado de inmediato
A pocos días de que la autopsia al cadáver de Bustos -realizada en la mañana del domingo 19 de enero en la morgue de la Policía Científica de Azul- revelara que se estaba en presencia de un asesinato, rápidamente los investigadores lograron identificar a Vélez como el probable autor del crimen.
Más allá de que no trascendían novedades de la pesquisa que pudieran ser difundidas mediáticamente con la finalidad de garantizar la salud de esta investigación penal, en el marco de un estricto hermetismo fueron surgiendo datos de relevancia que llevaron hasta el hombre que permanece detenido como el probable autor del asesinato del martillero.
Además, ya con el fiscal Peiretti -a pesar de la Feria Judicial- definitivamente de regreso a la UFI 13 y con la DDI Azul al frente de la pesquisa fue posible reconstruir los últimos instantes con vida de Bustos. Y ligar también a Vélez como el probable autor de su asesinato.
En ese contexto fue que se tomaron varias declaraciones. Algunas de ellas, a personas ligadas al entorno más cercano de la víctima. Y de fundamental relevancia continúan siendo -tal lo que ya se ha venido mencionando en diferentes notas- los registros de cámaras de seguridad. Tanto las de la Municipalidad de Azul como de localidades de la zona, al igual que cámaras privadas instaladas en diferentes comercios y viviendas de esta ciudad.
Prácticamente, esas filmaciones se convirtieron en pruebas medulares para el pulso de la pesquisa, ya que a través de las mismas fue posible identificar a Vélez como el último sujeto que estuvo con el martillero. Y también, ahora sindicarlo como quien lo mató.
Al establecerse su identidad, además se pudo saber que era el propietario de ese automóvil Chevrolet Corsa en el que había viajado a Azul varias veces. Al menos, tres.
Sin que todavía el móvil del crimen esté claramente establecido, los investigadores no descartan que Bustos y Vélez se conocieran desde tiempo antes a sucedido el asesinato.
Según fuentes judiciales informaron, el acusado del homicidio del martillero ya había estado preso con anterioridad en una cárcel del Servicio Penitenciario Federal. "Fue por un 'robo agravado por el uso de armas'; y salió en libertad en 2022", indicó un vocero allegado a la tramitación de la causa por el crimen del martillero.
Juan José Suárez, el primer juez de Garantías que -también de manera subrogante- intervino en la causa, contaba con diferentes elementos reunidos en esa Investigación Penal Preparatoria que ya conducían al presunto homicida. Al menos, desde una semana después a que el hecho sucediera.
En ese entonces, la pesquisa avanzó hacia una primera resolución judicial. Específicamente, una orden de allanamiento que tenía como objetivo la casa donde figura que vive Vélez, en José C. Paz.
Pero lo dispuesto el pasado 25 de enero después quedó sin efecto. Y de la mano de más evidencias surgió este martes que pasó una nueva orden. En esa ocasión, firmada por la jueza Adriana Bianco.
Lo más sustancial de lo decidido hace cinco días pasaba por el dictado de la detención para el presunto homicida del martillero. Pero también eran de fundamental relevancia los dos allanamientos que la titular del Juzgado de Ejecución Penal que tiene su asiento en General Alvear dispusiera. Tanto en José C. Paz, en la casa donde el acusado tiene domicilio, como en ese departamento en el que reside su pareja en Ciudad Oculta. El lugar, este último, donde resultaría detenido durante la tarde del martes que pasó.
Para ese entonces ya estaban agregadas a la causa más pruebas que comprometerían la situación procesal del ahora acusado de este crimen. Y fueron, seguramente, las que convencieron a la jueza Bianco para dar lugar a lo pretendido por el fiscal Peiretti, en cuanto a que se hiciera efectiva la detención de ese hombre que, al parecer, a Bustos lo conocía desde tiempo antes. El mismo sujeto que en oportunidades anteriores de ocurrido el asesinato ya había venido a Azul desde su lugar de residencia en el conurbano bonaerense; aunque bien no se sabe aún a qué venía.
Efectivos de la DDI Azul, durante uno de los allanamientos realizados el pasado martes, cuando el acusado de matar al martillero fue detenido. DDI AZUL/PBA
Los viajes de Vélez
"Datos de telefonía celular, de los que se desprende que Vélez estuvo en Azul en dos ocasiones anteriores al hecho, también en enero pasado, pudieron ser colectados", se indicó desde la pesquisa como otro indicio importante para vincularlo con este crimen.
Pero una de las ocasiones en que Ramón Omar Vélez estuvo en esta ciudad se remonta a septiembre de 2023. Y aquel primer registro de su presencia en Azul terminaría siendo también de suma importancia para identificarlo, al igual que a ese Chevrolet Corsa inscripto a nombre suyo en el que continuó movilizándose hasta lo que sería su detención el martes pasado.
Ahora se sabe que en horas de la tarde de un día lunes o jueves de aquel mes de septiembre de 2023, en el mismo auto que le fuera secuestrado días atrás Vélez había protagonizado un siniestro de tránsito en Azul.
Fue cuando, al mando del Corsa, a la altura del cruce de las calles San Martín y Rauch chocó contra un camión repartidor de bebidas.
Ninguno de los conductores de ambos rodados resultó lesionado en aquella colisión. Y cuando ambos se entrevistaron para intercambiar los seguros de los vehículos, Vélez le refirió al chofer repartidor de bebidas que era de Buenos Aires y que transitoriamente estaba trabajando en Azul. Además, al transportista le preguntó si él sabía dónde podía arreglar el radiador averiado de su auto tras el choque, colisión que también dañó el capot del Corsa.
No resulta un dato menor ahora lo sucedido en aquel siniestro vial, considerando esos datos que después los investigadores pudieron colectar ya cuando las averiguaciones más recientes, de hace unos días nomás, apuntaban a Vélez como el probable homicida de Bustos.
Pero tras aquel siniestro vial, tiempo después Ramón Omar Vélez seguiría viniendo a Azul. Y en el mismo auto con el que había chocado en septiembre de 2023.
Junto con los ya mencionados registros de cámaras de seguridad, para confirmar otros viajes recientes a esta ciudad del ahora encausado existen más indicios que son considerados de suma relevancia para el pulso de esta causa.
Específicamente, se trata de dos viajes que hizo semanas antes a que se produjera el asesinato de Bustos.
Uno de ellos, de ida y vuelta desde el conurbano bonaerense por parte de Vélez a Azul, data del 4 de enero. Aquel día vino a esta ciudad en el Corsa. Y después, cuando se fue, lo hizo por la Ruta 3.
El otro se remonta a lo sucedido el viernes 10 de enero en horas de la tarde. Ese día también regresó a esta ciudad, pasó la noche acá y volvió al Gran Buenos Aires al siguiente. Es decir, el sábado 11 de enero.
Pero esta vez, el recorrido de ida y vuelta que hizo lo sitúa circulando en su auto por la Ruta 51, tal como sucedió a la semana siguiente, al momento del crimen del martillero.
¿En esas dos primeras ocasiones en que viajó el mes anterior a Azul estuvo con Bustos? ¿En algunas de esas oportunidades vino con intenciones de matarlo y no lo encontró? ¿O viajó aquellas dos veces para hacer "inteligencia" y preparar todo para lo que, finalmente, iba a ser su regreso a esta ciudad a cometer el crimen (si es que el autor del hecho fue él) entre el viernes 17 y el sábado18 de enero?
La respuesta afirmativa a esos tres interrogantes sólo sería la tercera.
Las últimas horas con vida de Bustos
El viernes 17 de enero de 2025 fue un día normal de trabajo para Eduardo Antonio Bustos. De similares características a los que solía tener habitualmente al frente de su inmobiliaria.
Contando con versiones de testigos incorporadas a la causa, se sabe que aquel día habló por la tarde con su pareja -que no vive en esta ciudad- por teléfono. A ella le comentó que tenía previsto cenar con "un cliente suyo" que iba a pasar por Azul.
Ya en horas de la noche, imaginando la mujer que el martillero estaba ocupado, sólo intercambió con él, también por teléfono, unos mensajes. Y en uno de ellos, por su voz, lo notó un tanto nervioso, según ella declararía después.
Pero aquel día hubo más personas que estuvieron con Bustos en la inmobiliaria.
Su secretaria, por ejemplo, lo vio por última vez en el local ese 17 de enero cuando era alrededor de las 20:30.
A esa hora ella se fue de su lugar de trabajo, ignorando que después el martillero iba a encontrarse con alguien. E instantes más tarde a que se retiró de la inmobiliaria habló por teléfono con su empleador, quien le informó que ya le había transferido su sueldo.
Ese mismo viernes, cuando era alrededor de la hora 19, el martillero mantuvo otro encuentro en su oficina con dos personas más: un varón y una mujer que también han declarado en esta causa.
Ambos se reunieron con él por motivos inherentes a sus respectivas actividades laborales, vinculadas a diseños de páginas web y por las cuales tiempo atrás Bustos los había contactado para difundir sus negocios inmobiliarios por redes sociales.
En ese encuentro, según después declararon, vieron al martillero hablar todo el tiempo por teléfono y, también, contestar varios mensajes de texto con su celular.
Durante la reunión, además, Bustos se fue varias veces de la oficina y luego regresaba para continuar dialogando con ambos.
Ya cuando era la hora 22:15 de ese día viernes 17 de enero ninguno de los dos seguía reunido con el martillero.
En ese contexto, algunos minutos después los investigadores ya ubican a Vélez llegando a la casa de Bustos.
Al parecer, la víctima de este crimen no dejaba ingresar a cualquiera a la planta alta de su domicilio. Y quienes lo hacían eran personas de su "confianza", según surge en la causa de lo mencionado por testigos.
Pero al ahora acusado de haberlo matado sí le permitió llegar hasta ese sector de su vivienda ubicado en la planta alta del inmueble donde, también, tenía su local.
Sobre la base de diferentes evidencias ha podido determinarse que, no mucho tiempo antes a llegar solo y a pie hasta la casa del martillero, Vélez había viajado otra vez a Azul en el Corsa. Y que al vehículo lo dejó estacionado en la parte trasera del Barrio Empleados de Comercio, por la calle Alberdi, en una zona donde no hay cámaras de seguridad.
Desde ese sector caminó hasta la casa de Bustos para encontrarse con él.
Lo que vino después ya es más conocido. Específicamente está situado a la hora 23:50 de aquel viernes 17 de enero, cuando el martillero llegó en su camioneta hasta el local -sobre la calle Roca, en cercanías de la Escuela Normal- donde compró una docena de empanadas.
Según le escucharon decir en aquel entonces, "venía un amigo de viaje" y ambos se iban a "juntar en su casa" para cenar.
Ya cuando transcurrían los primeros minutos del sábado 18 de enero Eduardo Antonio Bustos se retiró del local con las empanadas.
Las declaraciones de testigos con relación a esa escena no revelan que en aquel entonces estuviera acompañado por Ramón Omar Vélez cuando fue hasta el comercio en la Chevrolet S10 y después regresó a su vivienda para comer con él, algo que sí está comprobado.
Tras la cena llegó el peor desenlace para el martillero: "Aproximadamente entre la 1 y las 3:30 horas -se señala en las actuaciones penales- Ramón Omar Vélez, mediante el uso de un arma de fuego tipo revólver calibre 22" y "en momentos que se encontraba con la víctima en el interior de su vivienda, dio muerte a Bustos".
Fue mediante ese disparo efectuado desde corta distancia que ingresó en el costado derecho de la cabeza del martillero, a la altura de la sien.
Siguiendo con la hipótesis de la Acusación con relación al homicidio, cuyos motivos aún se desconocen con certeza, el agresor intentó borrar todo vestigio de su presencia en el lugar llevándose los elementos ya referidos.
Con relación a esas grabaciones de las cámaras que Bustos tenía instaladas en su casa, se sabe que se trata de un sistema antiguo. Y que, por lo tanto, no sirve para conectarse al mismo desde aplicaciones móviles ni tampoco es posible hallar los registros en alguna nube que sirva como base de datos.
A esas filmaciones y demás cosas que faltaron de la casa, el homicida las cargó en la camioneta del martillero. Y en ese rodado se dirigió hasta el lugar del BECO donde estaba estacionado el Corsa, para dejar todo aquello que se llevó del domicilio de la víctima y que todavía no ha sido encontrado.
Después, continuó a bordo de la Chevrolet S10 de color oscuro hasta ese otro sector en que la abandonó. En Olavarría casi Alberdi, el lugar donde sería hallada por los investigadores cuando ya transcurrían los primeros minutos del lunes 20 de enero.
Desde ese lugar Vélez regresó caminando a buscar su auto. Y cuando se subió al Corsa con el crimen ya consumado, emprendió la huida de la ciudad por la Ruta 51, no sin antes apagar el celular del martillero, que también se llevó y dejó de estar activo cuando habían transcurrido unos minutos de las cuatro menos veinte de aquel sábado 18 de enero.
Otro dato que no es menor en esta investigación señala que ese celular tenía como último lugar de conexión, antes de apagarse para siempre, las calles Castellar entre Roca y Perón.
A esa misma hora referida, cámaras de seguridad registraron el paso de la camioneta de Bustos, con el supuesto homicida al volante, por esa cuadra, en la previa a que después el rodado fuera abandonado donde dos días más tarde la Policía lo encontró.
Aquel sábado en que se produjo el deceso del martillero, recién su muerte sería descubierta por un familiar suyo -que había salido a buscarlo porque nada se sabía de su paradero ni tampoco se encontraba su camioneta- cuando el reloj marcaba que era poco más de la hora 21:30.
En ese entonces, contando con una llave que tenía otro empleado de Bustos, ambos pudieron ingresar a su casa. Y en la planta alta, sobre un pasillo y delante de un baño, hallaron su cuerpo en el piso "rodeado por una mancha de sangre", según se describe en la causa.
Pero recién al día siguiente -es decir, el domingo 19 de enero- autopsia mediante se sabría que al martillero lo habían matado de un tiro.
EL DATO
No bien resultó detenido en Ciudad Oculta, Vélez fue traído a Azul y permaneció en la sede de la DDI Azul. El pasado jueves por la tarde lo trasladaron a la Estación de Policía Comunal de Tapalqué. Y anteayer estaba previsto que ya fuera llevado a una cárcel de la zona: la Unidad 38 de Sierra Chica.
Peritos de la Policía Científica en la escena del crimen. La imagen data del pasado domingo 19 de enero por la tarde, cuando ya se sabía que Bustos había sido asesinado en su casa de un disparo en la cabeza. Su muerte está situada como ocurrida un día antes, entre la 1 y las 3:30 horas. NACHO CORREA
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