Juan Carlos Bardas es mecánico, ingresó a trabajar a Roas Concesionario Oficial Ford en el año 1980.

En el marco del Día del Mecánico y hasta el día de la fecha que ya está jubilado, sigue trabajando en el mismo lugar.

Es el espacio donde aprendió, dónde le ofrecieron oportunidades siendo un joven, dónde le anticiparon remuneración para que se vaya construyendo su casa, donde tuvo y tiene amigos, colegas, en fin una vida...

A lo largo de toda la entrevista destaca la gratitud que siente hacia sus "profesores" como él los llama, a los dueños de la empresa de antes, de hoy...

"Fui aprendiendo de todos los mecánicos"

En principio recordó que "entré sin saber nada, comencé a trabajar limpiando el piso, barría.... Y después, de a poco, fui aprendiendo la mecánica. Actualmente tengo 66 años, así que estoy jubilado pero sigo trabajando. Me lo permite la empresa".

Continuó "de a poco fui aprendiendo de todos los mecánicos que había. En ese tiempo estaba el jefe de taller y mi señora trabajaba en la casa de él. Entonces, me hizo entrar, fue una semana antes de la inundación. Granel se mató en un accidente hace poco, un año más o menos".

"Si bien yo había estado en un taller de pintura era muy distinto a desarmar un auto. Entonces, limpiaba, hacía cosas, colaboraba. Fui aprendiendo, la misma empresa me mandaba a hacer cursos, hasta el día de hoy nos capacitamos porque la mecánica evoluciona mucho", sostuvo.

Con sus compañeros con quienes comparten mates, charlas, pero sobre todo trabajo. FOTOS NICOLÁS MURCIA

"Estoy muy agradecido a esa gente porque aprendí el oficio"

Continuó rememorando que "antes tenía que armar y desarmar, poner el oído, es decir escuchar los ruidos, ¿qué puede ser esto, qué puede ser aquello? Y aprendiendo de los más 'grandes' que estaban en ese momento".

"Me tenían mucha paciencia mis 'profesores'. Es como en todos lados, porque la mayoría de los oficios antes eran así", expresó.

Aunque también mencionó que en ese momento había rigurosidad en las enseñanzas, lo cual le parece bien.

Retomó "estoy muy agradecido a esa gente porque aprendí el oficio. Además me quedaron muchos amigos y compinches con quienes, en esa época, hacíamos peña todos los viernes. Hoy en día se han perdido muchas cosas".

Reflexionó "muchas cosas se han perdido, por acá han pasado chicos jóvenes que no quieren barrer, ahora hay uno que le pone mucha voluntad, estudió en la Escuela Técnica, está aprendiendo y es serio".

"Yo, de tecnología, lo único que conocía eran los juegos electrónicos"

Consultado Bardas a la adaptación de la mecánica ya que antes no tenía ni una computadora contó cómo él fue aprendiendo.

Continuó recordando que "la fábrica de Ford dictaba los cursos. Yo, de tecnología, lo único que conocía eran los juegos electrónicos. Eso te va despertando, abriendo la mente, porque veo a mi hijo de cómo aprendió esas cosas. Entonces, está más despierto en el tema de computación y aprende enseguida".

También rememoró que "antes cuando íbamos a hacer un curso de caja, de motor o lo que sea, nos daban manuales y nos teníamos que manejar con ese elemento de la fábrica".

En cambio en la actualidad "la computadora busca las fallas, errores, tiene códigos y uno ingresa a estos e informa tal o cual reparación hay que hacerle".

Sobre si es un oficio que, como tantos otros, van a desaparecer, el mecánico opinó que "no, ahora hay computadoras que 'tiran' las fallas pero alguien tiene que hacer la reparación. Es decir, por más complicada que sea la reparación porque hay más sensores, más cables y viene todo armado de distinta forma, es complejo llegar con las manos a ciertos lugares, es decir lo tiene que hacer un mecánico indudablemente".

Contó una anécdota cuando dijo que conoció gente que no quiso saber nada con la tecnología, nunca se adaptó.

"Les costaba mucho y directamente o abandonaron el oficio u hoy en día hay prefiere manejarse como antes", explicó.

"En este taller había un empleado de 75 años que sabía muchísimo y hacía todo él. Pero no quiso tocar la computadora nunca", señaló.

"Es un lindo oficio"

Con respecto a qué le dejó el oficio, el entrevistado especificó que "muchos amigos que conocí gracias a la mecánica, clientes, lindos recuerdos, pude hacerme mi casa, tener una vida haciendo un lindo trabajo".

No obstante, admitió que "hice de todo: barrer, limpiar los pisos, en cuanto a los baños nos turnábamos, entre compañeros, para asearlos, también pasé frío, calor a veces no se puede estar y además los repuestos tardan en llegar y la gente no entiende, se queja y no pasa por nosotros la solución, de hecho están en la aduana, ¿qué podemos hacer nosotros?".

Si tuviese que dejarle un mensaje a personas que desean comenzar a indagar en la mecánica Bardas expresó que él "es un lindo oficio, no hay jóvenes que les cueste, es cuestión de voluntad, y siempre hay más para aprender".

Bardas contó que tiene dos hijos y uno de ellos se dedica a la mecánica, no jornada completa porque trabaja en una estación de servicio pero polariza, instala radios, entre otras cosas.

"Aprendió de mi, le enseñé algunas cosas pero tiene curiosidad por saber y mi hija es empleada municipal".

Para terminar continuó recordando cuando afirmó que cumplió el sueño de la casa propia gracias a Roas.

"Cuando quedé efectivo me ayudaron porque hubo inundaciones y quería mi propio techo. Todo lo que les pedía, me lo daban, nunca me dijeron que no", culminó.